Por Miguel Martínez Naón.
“Indefensos y frágiles sabemos
que el único suceso que nos torna invencibles
es tenernos a mano”
Inés Manzano
No recuerdo el día en que te conocí, pero sí el día que nos hicimos amigos.
Fue en el ciclo de poesía “Interiores”, el que vos organizabas invitando poetas de todo el país y los presentabas en esa hermosa biblioteca anarquista que se llama “José Ingenieros”. El poeta invitado en esa ocasión era mi amigo Osvaldo Costiglia, de Bahía Blanca.
Yo no sabía que en esta ciudad tan mezquina podía existir alguien como vos, alguien que con su enorme generosidad, esfuerzo y conocimiento lograra invitar a tipos como él, o como Raúl Mansilla, Liliana Ancalao, y al mismísimo Juan Carlos Bustriazo Ortiz.
Que ser tan extraño podía reconocer a estos poetas y traerlos (¡¡traerlos!! Costear todos los gastos, garpar los pasajes, el alojamiento, todo). Yo no sabía que en esta ciudad podía existir una persona así, tan enorme…
Yo no sabía que en esta ciudad tan mezquina podía existir alguien como vos
Desde ese día, allá por el 2010, te tomé un cariño inmenso. Más aún cuando venías a la velada de poesía “La palabra Empeñada”. ¿Te acordás? Yo actuaba con Fernanda Zappa, enorme guitarrista, y vos no te perdías una sola función, traías otros amigos como Alfredo Luna y María Negroni, y subías al escenario a recitar.
Nos ayudabas a difundir lo que hacíamos, nos abrías las puertas a montón de otros encuentros, pedías que me den micrófono para leer lo mío o para actuar… ¿Te acordás de “Lamás Médula”? ¡¡Mirá el circo que armamos Ine!! Ahora hicimos un Vodevil y te recordamos. Vos siempre ayudando en todo, corrigiendo textos, promocionando la revista, aportando material…
Y el Festival de Poesía en La Escuela, ¿te acordás? Esa vez nos tocó leer juntos, guardo esa foto, estábamos rodeados de niños y vos ¡tan sonriente entre los pibes! Recitabas todos los poemas de memoria, los tuyos y de otros autores también.
¿Te acordás de ese encuentro tan lindo que se hizo hace poco en Paraná? Terminamos discutiendo de madrugada los dos, lo de siempre: la coyuntura, el macrismo, los errores… Discutimos fuerte esa noche, siendo los dos muy pasionales, temperamentales, muy kirchneristas, empezamos a levantar el tono hasta que me dijiste que yo era un pelotudo, y como tenías mucha razón me fui a dormir.
La última vez que te vi fue en la casa de Pedro y Analía, frente a Parque Lezama, junto a otros grandes amigos. Esa noche te dí unos textos míos, recién escritos, necesitaba que los leas, que me des una mano, una devolución… No hubo retorno, ya no hubo reencuentro. Seguro los leíste, seguro tenías algo para decirme.
Las últimas noticias que tuve de vos llegaron por Alfredo, el 24 de Marzo. Según escribió él en el facebook se te vio peleando a patadas con unos milicos, que no te dejaban pasar…algo así, no recuerdo bien, pero casi te meten en cana.
Luego te volví a ver una vez más, pero ya no me respondías.
Fue cuando me avisaron de este amargo desmayo, de este vacío irreal en el que caíste…una desgracia que sucede a muchos por estos días, y ¿sabés por qué?
¿Sabés cuando sucede?
Cuando a una persona la dejan sin trabajo, sin jubilación, sin obra social, como a vos. Porque es eso lo que pasó, entraste en un puto litigio con el gobierno de la ciudad, y estabas así, desprotegida, indefensa, frágil. También estabas profundamente indignada con este gobierno de mierda que quiere convertir al país en un basural, y te dolía que muchos poetas miraran para otro lado, eso te envenenaba más aún.
Y ahí, en ese hospital yo te despedía, abrazado a nuestra querida Dafne que me susurraba: decile algo Migue, decile algo…
Tenía tanto tanto tanto para decirte, las palabras se me atoraban en la garganta, y no podía hablar, hasta que pude soltar lo más urgente:
Volvé Ine, volvé… Te necesito, te necesito, por favor, te necesito.
La noticia de tu partida me llegó cuando estaba en Fisque Menuco (esa ciudad de Río Negro mal llamada “General Roca”) en un encuentro de poetas patagónicos, y todos te conocían y te adoraban, muchos al igual que Osvaldo llegaron a Buenos Aires gracias a vos. Leímos tu obra, contamos anécdotas, brindamos por vos, todos: Bruno, Laureano, el Chelo, Raúl, Dante, el vasquito, Graciela…todos.
Recién me llamó la Agos, la querida Agostina Paradiso, se acordaba cuando llegaste a la presentación de su libro, su primer libro, y recitaste un poema de ella, de memoria…
¡¡Qué gesto tan hermoso Ine!! Agos no se lo olvida nunca más en su vida, dice que cuando sea grande quiere ser como vos.
Y también me contó que durante la despedida tus queridas hijas, Ana y Eva, escribieron en tu cajón con un liquid paper la P y la V de “Perón Vuelve” y tus ahijadas poetas repartieron origamis con versos tuyos.
Ahora sí, bajo el cielo gris de esta ciudad, el gris de la oficina, el gris de ausencia, vuelvo a recordar y vuelvo a susurrarte:
Volvé Ine, volvé… Te necesito, te necesito, por favor, te necesito.
Poemas de Inés Manzano
QUE RESPIRES TODAVÍA
No es para mí el pulso apaciguado
Debajo de la hierba
se sacian los leopardos de palabras hirientes
Cuando yo era pequeña jugaba con sus crías
Nos olíamos
con lujuria y torpeza Malparados
Había que atreverse:
ni belleza
ni alivio
¿Querías un misterio?
Todavía consigo ajustar mi cabeza entre sus fauces
y cantar sin sentido
No me duele
Dura
-como las piedras-
sólo lo que me fue robado
Si hace frío
hinco el diente en mi seda
y ruego.
PREMONICIÓN
Pienso
nada me puede suceder
Entonces
una violeta
nace
y el mundo
tiembla
EL PADRE
Ni esta agua en que navego
como el mar
tus ojos
Ni el aire en que voy a sostenerme
como un árbol
tus ojos
Ni en que reposo el lecho
pacífico
tus ojos
Ni el agua el aire el lecho
Tus ojos como el mar
como un árbol pacífico
Tus ojos
van a ser
lo primero que vi
LA VICTORIA DE LA VÍSPERA
Este contorno
que la distancia desmenuza
ni aún remotamente se parece
al perfil de la victoria
perseguida en los sueños
pero guarda
un parentesco secreto
con el rostro descarado
de una muchacha en La Matanza
en Samotracia
con los dedos en V
Bien que somos porfiados
Amanece
y la distancia nos pisa los talones
Ignora
que al contrario de Aquiles
en ellos reside nuestra gracia
-alas robadas a los dioses-
Indefensos y frágiles sabemos
que el único suceso que nos torna invencibles
es tenernos a mano
Nos bebemos el mar
y la distancia
se muda en filigrana
traspasada de barcos
Va cayendo en mi boca mientras digo
que yo me la devoro
como una jabalina vence
la copa de los árboles
De este modo burlada
no puede con nosotros
Bien que somos porfiados
poderosos
Se deshace en el agua
SIN TENERLA
El ilford satinado no escapa a su congoja
Bruscamente
se ha salido de foco
Ya no sigue aferrado a la maestra
ni a la forma instintiva
en que ella
le cubre la cabeza con las manos
Diciembre
y su pecho es un ahogo de tristeza
Mi padre es ese nene
Huérfano de mi madre
se ha salido de foco
Bruscamente
se arranca el delantal
y se arranca
el aire que respira
BRIAN
Quisiera devorarme
este pan de los libros
y olvidarme el delantal
arrugado en un pupitre
ya que no tengo
el pan de tu ternura
ni arrugas en la frente
que me indiquen
lo que debo olvidar
LAILA
Por favor no me mires
mientras yo me destrozo
la cabeza
o sí
mirame
llevame de la mano
a la terraza
para que yo me tire
aquí están mis hermanas con
las muñecas rotas y las muñecas
rotas
miralas
miralas
ah y no me retes
si me olvido
el cuaderno
en la mochila
todo está en mi memoria
no te aflijas
ALEJANDRO
Mi piel puede quebrarse como la tiza blanca
la merienda se astilla sin llegar a los huesos
la espalda no me alcanza
cuando cargo conmigo y las carpetas
los médicos afirman
que yo no tengo nada
y mi mamá
que ella sabe
lo que más me conviene
pero yo sé
yo que en 3º me canso de leer
yo sé
mi ma má no me a ma
MANUAL
Debe haber un error
los cardenales no son pájaros
y el cinturón
no sostiene la ropa
sostiene la mano que castiga
Debe haber un error
ESCUELITA DE LA HIGUERA
Padrecito
miranos
no tenemos manera
de trepar a los árboles
de arrancar
leche dulce a la higuera
los palotes
apalean la carne
no nos salen las cuentas
sin los dedos
no podemos
atajar la pelota ni las penas
sostener el manubrio las palabras
hasta el puente
de Martín Pescador
se nos cae de la infancia
borramos la desdicha
con los codos
¿Cómo hacemos la ronda?
Cómo haremos
con tus manos ahogadas en el río de tinta derramada
Tus muñones golpean gravemente los sueños
Ay Padrecito al menos
no dejes de mirarnos
no nos dejes
EN EL ASOMBRO
No era aún la estación de la sangre
Nosotros
no debimos saberlo
en el asombro del recreo
pero ellas tomadas de la mano
dibujaban
dolorosos rubíes por sus piernas
un camino de joyas
desprendido
del fruto lastimado
No debimos saberlo en el recreo
Todavía no es la estación de la sangre
y ya estamos perdidas en un bosque
Mamá cómo decirte
que este animal que nos descorazona
es el mismo que enreda
tu corazón a un yugo
cada noche
y que en nosotras un día y otro
día y otro día
horada un desfiladero que nos duele
para ocultar su filo
Aunque no sea la estación de la sangre
él la hace restallar
en las paredes de los muslos
Mamá cómo decirte
tu amor nos amordaza
La trampa está en sus besos
que bajan de la frente
desde el ombligo bajan
y enhebran una hilera
de cristalitos rojos
ahogados en veneno
detrás de su saliva
Mamá un padre
cazador
nos acorrala
y somos
animalitos ciegos
sangrando en el recreo

Miguel Martínez Naón
Colaborador
Escritor y actor, nació durante el exilio de sus padres (ambos argentinos) en la ciudad de Palo Alto, California, Estados Unidos. Vivió su infancia en México y vino al país con el retorno de la democracia, en el 84. Publicó su primer libro de poemas «Estación de Servicio» en el 2012. Actualmente vive en Buenos Aires. Dirige la colección de poesía «Noche Tótem» de Editorial Lamás Médula.
Foto por Ángel Picarreta