Por Julieta Desmarás.
En sus novelas, Otro lugar y Nino cae, ambas narradas en una prosa poética, Elena Bossi teje un camino posible después del exilio y la guerra. Los dos libros, de Ediciones Lámas Médula, forman parte de la colección Interlunio.
Bossi escribe narrativa, teatro y ensayo. Es doctora en Letras, docente e investigadora en la Universidad Nacional de Jujuy. Otro lugar recibió el premio Eduardo Mallea de narrativa.
Lamás Médula: Se ha escrito sobre el exilio y la guerra. Sin embargo, todavía existe cierto pudor y cuidado. En tus novelas, ambas narradas con voces partidas por estos sucesos, vividos y/o percibidos, es inevitable sentir la cotidianeidad con la que se mueven los personajes que abordan éstas experiencias. ¿Qué fue lo que a vos te llevó a querer escribir sobre el exilio y la guerra?
Elena Bossi: Se trata de historias que escuché durante toda la vida en mi propia familia y en otras. Era natural y cotidiano en las familias de inmigrantes de posguerra, escuchar esos relatos. Recuerdo cómo me impresionaban de chica y recuerdo que podía distinguir muy bien entre la ficción de las películas y la realidad de las muertes en los documentales sobre la guerra. Una vez me atreví a preguntar a mi papá si había matado a alguien y respiré aliviada con la respuesta como quien se quita el peso de una culpa heredada. Creo que las grandes tragedias de la historia afectan a varias generaciones posteriores a las que vivieron los hechos. Por ejemplo, en nuestro país, escriben sobre el genocidio de la dictadura militar los sobrevivientes, pero también los hijos y los nietos.
La literatura cuenta la verdad sin necesidad de ser historia, se trata de otra clase de verdad, una profunda.
LM: Tanto Otro lugar como Nino cae están narradas desde miradas inocentes. El personaje de Nino tal vez sea un nene grande justamente por su infancia minada, y la novela atraviesa su mirada de niño y también la de un Nino adulto. En cambio en Otro lugar, Patricia es una nena que no ha vivenciado el exilio pero sí sus familiares, ¿Qué te hizo percibir ambas historias a través de la infancia?
EB: En Otro lugar se narra desde una tercera persona (la voz de una niña me habría limitado demasiado el lenguaje) pero la mirada se concentra en la de la niña, en aquello que la niña imagina debajo de la mesa a partir de los relatos de los adultos. Es un punto de vista caro a Cortázar, una tercera no omnisciente sino concentrada en el mismo saber del personaje. Creo que una mirada ingenua produce cierto efecto de extrañamiento sobre las acciones de los adultos. Patricia no puede entender todo lo que se dice: un “alto mando” será un señor de cuatro metros, una violación se teñirá de oscuridad y misterio sin llegar a comprenderse del todo. La mirada de la infancia ofrece un contraste mayor frente al horror, frente a la falta de lógica de una guerra y permite que algunas zonas permanezcan en sombras. Esas zonas de sombra pueden dotar de más misterio, volver más poético un pasaje o recubrir de cierta neutralidad y distancia una escena dramática. En el caso de Nino cae, me interesaba el tema de la soledad en la infancia. Aquí también se trata de una voz en tercera persona concentrada en la mirada de Nino que mientras cae con el paracaídas va recordando episodios de esa infancia marcada por la guerra y la soledad.
LM: Cuando se abordan hechos reales, ¿cómo sabés qué camino tomar entre lo que es verdadero y lo que es ficción?
EB: Elijo en función de una estética y de la acción principal. Invento mucho, retoco aquí y allá, cambio ciertos hechos. No priorizo jamás lo documental y sacrifico datos sin dudarlo si no resultan funcionales al tema principal y a la estructura. La literatura cuenta la verdad sin necesidad de ser historia, se trata de otra clase de verdad, una profunda. Si para decir algo que me resulta importante debo inventar una escena o debo organizar una anécdota de otro modo, darle un final diferente, agregarle desarrollo, lo hago. De eso se trata la ficción. Las historias reales funcionan como disparadores; a veces, como cuentas de un collar, pero la idea principal rige la obra y la ficción se encarga de dar forma y de reunir esas cuentas en una trama.
Los personajes fuertes existían, las mujeres que innovaban en la escritura, también. Pero esos personajes y esas innovaciones no estaban admitidos en las mujeres. Incluso en la historia, no se conocen casi los nombres de las mujeres en las ciencias, en las artes, no se relatan los hechos protagonizados por mujeres soldados, por ejemplo, ni siquiera en historias recientes como la guerra de las Malvinas.
LM: Tus personajes femeninos son fuertes, sensibles y poderosos. ¿Sentís que el rol de la mujer tiene el lugar que se merece en la literatura?
EB: La literatura no es diferente a las demás artes y así como la proporción de pintoras universales, reconocidas y expuestas en los grandes museos del mundo, es asombrosamente pequeña, así también, basta mirar antologías para darse cuenta del descuido. Si repasamos cualquier antología del cuento argentino, cualquier catálogo de autores de editoriales, podremos ejercitarnos en las estadísticas. Recién ahora vemos reediciones de Aurora Venturini o Armonía Somers (por nombrar un par de tantas que deberían conocerse como a Bioy Casares, Felisberto Hernández o Cortázar). Cuando una las lee, se da cuenta de que la sociedad no podía tolerar que las mujeres escribieran sobre temas como los que se tratan en, por ejemplo, Viaje al corazón del día, o Nosotros, los Caserta y las protagonistas de esas novelas son niñas repudiadas, marginales, aisladas, dignas representantes de una rebeldía solo aceptada a medias, recién ahora, en nuestras sociedades occidentales. Los personajes fuertes existían, las mujeres que innovaban en la escritura, también. Pero esos personajes y esas innovaciones no estaban admitidos en las mujeres. Incluso en la historia, no se conocen casi los nombres de las mujeres en las ciencias, en las artes, no se relatan los hechos protagonizados por mujeres soldados, por ejemplo, ni siquiera en historias recientes como la guerra de las Malvinas. Ese proceso es lento y ya hemos perdido un pasado (también un pasado literario) que recuperamos con cuentagotas.
La realidad no se conforma solo por aquellos asuntos palpables: los sueños, por ejemplo, forman parte de la realidad que habitamos, al igual que los sentimientos, los miedos, el tiempo, y tantos otros aspectos de los cuales el arte trata de dar cuenta.
LM: ¿Qué otros mundos te atraen para escribir?
EB: No tengo un tema o un lugar particular para mis obras. Escribí sobre mujeres presas en fragatas del siglo XVIII, sobre seres legendarios, sobre las relaciones entre hijas e hijos y sus madres, cuentos de viajeras. Me parece que no son los ambientes, los espacios, sino las historias y sus posibilidades las que me llevan a escribir, así que cualquier lugar puede aparecer.
LM: Los hechos reales, muchas veces, parecen fantásticos, ¿te has inspirado por alguna otra historia descabellada?
EB: Casi siempre. El personaje más descabellado que imaginé y su historia se inspiran en la realidad. Puedo exagerar los detalles, aumentarlos, concentrar las acciones para que resulte más interesante una trama, pero casi siempre hay un sustrato que se inspira en la realidad. La realidad no se conforma solo por aquellos asuntos palpables: los sueños, por ejemplo, forman parte de la realidad que habitamos, al igual que los sentimientos, los miedos, el tiempo, y tantos otros aspectos que nos rodean, de los cuales el arte trata de dar cuenta.
Elena Bossi
Escribe narrativa, teatro y ensayo. Doctora en Letras, es docente e investigadora en la Universidad Nacional de Jujuy. Por la nouvelle, Otro lugar, recibió el premio Eduardo Mallea de narrativa. Entre sus obras: Leer poesía, leer la muerte, Los otros (ambos de ensayo), Seres mágicos que habitan en la Argentina (biología mágica), Nino cae (nouvelle), En los brazos de Alfredo Alcón (comedia).
Publicó varios libros en colecciones para niños y jóvenes. Fue artista residente en el Programa Internacional de Escritores de la Universidad de Iowa, en la Fundación Valparaíso en España y en Lavigny (Suiza).

Julieta Desmarás
Colaboradora
(1982, Buenos Aires) Gran parte de su infancia y adolescencia la vivió en el sur argentino. Redactora cultural. Desde el año 2007 administra su blog: De las hojas al hormiguero. Colabora para diferentes revistas de música & cultura. Asistió a talleres dictados por reconocidos escritores y poetas. En 2014 editó su primer poemario El río y su cajón con Editorial Alción. Actualmente está próxima a editar su segundo libro de poesía y una obra de teatro.