Por Martín Camps.

En esta reseña, Martín Camps recupera las costuras que se tejen en los cuentos de Kentucky Club, de Benjamin Alire Sáenz, entre un lado y otro de la frontera de México y EE.UU.

La frontera entre México y Estados Unidos (esa cicatriz resultado de una guerra) parece corresponder solo a México. Las ciudades norteamericanas en la línea política no se perciben culturalmente como “fronterizas” sino que se engloban en la nación norteamericana. San Diego, por ejemplo, no se considera una ciudad limítrofe al filo del acantilado latinoamericano. En cambio, estar en Ciudad Juárez o Tijuana, es estar en una zona fronteriza, de pasaje, donde la brújula apunta al norte y el trasiego de personas se dinamiza para ir hacia “el otro lado”. El tema de la frontera aparece en varias novelas mexicanas recientemente, con la violencia perpetrada por el narcotráfico, los títulos reflejan el período sangriento de una guerra de baja intensidad que incluye desapariciones, torturas, extorsiones y una red de corrupción a todos los niveles.

Kentucky Club es una colección de cuentos que fue distinguida con el PEN Faulkner Award en el 2013 y tiene como escenario la frontera, pero narrada desde el lado nortamericano, desde el inglés. Su título original era Everything Begins and Ends at the Kentucky Club. Su autor, Benjamin Alire Sáenz (New Mexico, 1954) ha sido finalista de Los Ángeles Times Book Prize, es director del Departamento de Escritura Creativa de la Universidad de Texas en El Paso y autor de varias novelas como Carry Me Like Water (1995) [Llévame como al agua] y The House of Forgetting (1997) [La casa del olvido] entre otras. Esta antología de relatos confluyen en uno de los bares más famosos de Ciudad Juárez, el Kentucky Club donde, según cuenta la leyenda, se inventó la famosa bebida “Margarita” y ha sido una legendaria barra donde han parado diversos personajes desde Al Capone hasta Marilyn Monroe. Como se sabe, Ciudad Juárez fue un centro de desfogue durante la era de la prohibición en Estados Unidos, además de un sitio de divorcios express para las celebridades del cinematógrafo.

“Ni mexicano. Ni americano. Jodido. Esta es la enfermedad de la que sufro”

El libro son siete cuentos. El primero se llama El se fue a estar con las mujeres y describe un amor transfronterizo entre Carlos y Javier separados por el río Bravo. Carlos trata de convencer a su amante de que se mude con él a El Paso porque “los países son más grandes que los hombres” (pág. 36), pero Javier no puede irse porque no tiene papeles. La trama se complica con la desaparición del amante y la dificultad para encontrarlo en una ciudad donde se acumulan cadáveres de mujeres. El cuento narra además los conflictos de vivir entre dos nacionalidades, entre dos lenguajes e identidades: “Ni mexicano. Ni americano. Jodido. Esta es la enfermedad de la que sufro” (pág. 14) dice uno de los personajes. En los cuentos se habla del miedo a ir a Ciudad Juárez, donde palpita la violencia y la migración de juarenses que se mudaron a El Paso para huir de los balazos es así: “una ciudad sedienta de la sangre de sus propia gente” (pág. 24). Carlos no puede localizar a Javier después de muchos esfuerzos y amenazas para que desfallezca en su búsqueda. Dice al final: “El se fue a estar con las mujeres. Con todas esas mujeres sin nombre que están enterradas en el desierto” (pág. 45).

En El arte de la traducción un muchacho reflexiona en una cama de hospital sobre una terrible agresión que sufrió a cargo de otros jóvenes que con un cuchillo le escriben la palabra “ilegal” en la espalda mientras le gritaban que se regresara a su país. Él dice: “Pero como no conozco el camino de regreso, me vi obligado a quedarme” (pág. 51). En otro cuento, El que pone las reglas, se habla de la relación de un hijo que se muda a vivir a El Paso con su padre narcotraficante. A pesar del trabajo violento del padre, le impide a su hijo que vaya a Juárez por la violencia o porque consuma drogas y lo incita a estudiar. Después de unos años es admitido en la Universidad de Georgetown, donde recibe la noticia de que su padre había muerto de una sobredosis.

“Pero como no conozco el camino de regreso, me vi obligado a quedarme”

En los cuentos de Alire Sáenz, como dice uno de los personajes del cuento A veces la lluvia (que tiene como trasfondo la guerra de Corea): “Supongo que eso resume lo que es vivir. Siempre pasa algo” (pág. 144). En efecto, en estos cuentos siempre sucede algo. Por ejemplo en Persiguiendo el dragón habla de la relación de dos hermanos; uno de ellos, Carmen, cabalga el dragón de la droga y su hermano, el del sexo; ella muere de una sobredosis. También se nombran espacios conocidos de la frontera como bares o fenómenos meteorológicos típicos de esta zona, por ejemplo en El juego del dolor: “Los vientos nos perseguían y nos dejaban bien madreados, el sabor de la arena del desierto metido a la fuerza en nuestras gargantas por un Dios que no nos quería mucho” (pág. 244). Una imagen de la naturaleza violenta del desierto que en tardes desafortunadas cubren el valle juarense con una cortina café.

Los cuentos de Kentucky Club ofrecen una visión de una frontera zurcida con el cruce de lenguajes, el cruce de personas y sus amoríos, adicciones y pérdidas. Los personajes encuentran zonas de felicidad entre los cercos de violencia, confluyen en sitios como este legendario bar del Kentucky, en esa barra que es la más antigua de la avenida Juárez y donde se han sentado personajes como John Wayne y Jim Morrison. Un sitio a tiro de piedra de El Paso, Texas, dos ciudades para siempre unidas con las historias que circulan de ambos lados del Río Grande (como le llaman en Estados Unidos) y el Río Bravo (como se le conoce en el lado mexicano) las mismas aguas revueltas divididas por dos nombres, dos historias y maneras de ver el mundo.

Martín Camps

Martín Camps

Colaborador

Poeta y profesor de literatura. Ha publicado cinco libros de poesía, su último libro es Los días baldíos (México: Tintanueva). Ha publicado poemas en varias revistas, sus últimos poemas aparecieron en la revista Modern Poetry in Translation. Actualmente es profesor de literatura en la Universidad del Pacífico en California.

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