Por Fernanda De Broussais.
El cineclub Dynamo no es un espacio de cine común y corriente. En esta visita, Fernanda nos muestra los rincones de La Libre.
Crecí en los barrios del sur y me gustan los barrios del oeste. Cuando vuelvo al sur, las calles, las veredas y todo lo que miro arremolina mis ejes.
El cielo está nublado y es feriado. El 126 va del oeste al sur, rápido. Hoy voy. Encuentro un trompo en los adoquines de Bolívar y una vidriera con libros. Agarro el trompo. En la librería conviven libros nuevos y usados. Me intereso y entro. Leo lomos. Plauto, Fuenteovejuna, Martín Malharro, La parte maldita, Marxismo y Literatura. En el mostrador del fondo, sobrepasando la pantalla de la computadora, hay alguien. A la derecha un frasquito de vidrio tapado con un corcho de donde cuelgan suspendidas dos grullas de no más de un centímetro y pergaminos como rollos del pentateuco con poemas. Las aventuras de Tom Sawyer parado sobre una mesita con postales y en la heladera fotos carnet.
En la escalera está Robert hace cuatro horas. Hablo con Darío, Simón no está. Alguien entra tomando mate y pregunta por él. Darío le dice que hoy Simón no viene. Se lleva la mano a la nuca y se arranca la gomita que sostiene su pelo, deja que salgan las estrellas de su cabeza, se enciende pues, la tienda de La Ciudad Ambulante (Darío Semino, 2012).
Se ríe amablemente y dice: «La librería es como una planta, si vos la trasplantas a una maceta más grande, crece.» En el principio todo era tierra, no había planta, no había libros, plantaron para que crezcan. Hay personas que van y hacen ferias, lecturas, presentaciones, circula mucha gente, son ciclos vivos, siempre hay operarios yendo y viniendo, inventan un espíritu movedizo, se multiplican sin programaciones fijas, con la energía de los que llegamos de afuera. Inquietos y dinámicos. Sus brotes muestran libros de reconocidas editoriales y libros artesanales de editoriales independientes o auto publicados. Tino reconsidera y cose, en pequeñas tiradas, hace piezas difíciles de conseguir. Darío deja de hablar. Piensa en historias locas y memorables para ser contadas temprano y evoca un sueño del pasado, Hacer La Libre.
Arriba suyo, en la escalera semi descubierta y en el primer piso, se divisan afiches cinematográficos soviéticos que revalorizan la tipografía y el color, son poemas visuales.
Hay un cineclub, se llama Dynamo, es de Carlos. Los afiches también son de él, los coloca para que los veamos. Casi todos los miércoles proyecta films en formato 16 mm de la Filmoteca de Buenos Aires y el Instituto Goethe, a veces algún otro día nos muestra una rareza de su colección privada. Nos comparte lo que a él le prestan desde hace doce años. Tiene un público muy seguidor que sabe que el tipo de cine que proyecta es el que nos costaría mucho encontrar y ver. En el altillo miramos Chapaev y El hombre del fusil, mientras arrullan los acetatos con un impasse, combaten y después debaten.
Muchas veces ocurre que los espectadores llegan con una botella de algo para tomar y compartir durante la proyección, en una agradable placidez, donde no pasa desapercibido lo que bien se está.
La Libre
Bolívar 646, San Telmo.
Tel: [54 0 11] 4343 5328
lalibrearteylibros@gmail.com
de lunes a lunes de 12 a 22 hs
Para saber sobre el cineclub de Carlos: dynamofilms@gmail.com
https://lalibrearteylibros.wordpress.com
La ciudad ambulante: Tres novelas de Darío Semino, con ilustraciones de Juan Sebastián Carnero y editado por La Libre.

Fernanda De Broussais
Colaboradora
(Buenos Aires, 1972) Nací en Argentina el 23 de julio del 72. Vivo, estudié y trabajo en Buenos Aires, soy bailarina de folclore y performer, licenciada en artes visuales y grabadora. Incursiono en la poesía, en la edición de imágenes, video y sonido digitales. Soy docente. Dirige Lamás Médula Radio.