Por Nahuel Difalco.
Fotografías por Gabriela de Echave.
Lamás Médula llegó en un día de frío, entre camperas y guantes norteños, hasta la puerta de un bar de Caballito. Allí esperaba Pedro Borgobello, que tras un saludo dice de manera cómplice: “parece que llegamos tarde”. El resto de la banda de Avellaneda están sentados en una mesa haciendo notas con algunos colegas, mientras otros tantos esperan con ansiedad poder charlar con los Arbolito en el aniversario de sus 20 años de trayectoria.
Lamás Médula: Se cumplen 20 años de la formación de Arbolito. ¿Cómo ven a la banda a esta altura? Con todo lo que han hecho tanto musical como activamente, por ejemplo al cambiar los nombres de las calles a los pueblos, o con tantos proyectos. ¿Son solo una banda o un proyecto más masivo?
Andrés Fariña: Bueno, depende. Personalmente uno lo ve como nuestra familia, imagínate. Es muy difícil separarse y mirarlo desde afuera. También podría ser como un movimiento que nos excedió a nosotros personalmente y tomó un poco de vida más allá de lo que somos, y de la música también. Porque pasaron muchas cosas en el país, en la banda, en nosotros, y todo lo que es Arbolito se vio atravesada aunque no en lo político, sí en cuestiones que fueron pasando. Con movimientos sociales fue habiendo un ida y vuelta muy importante; con lo que es la banda, con lo que es la composición y las letras. Nos llamaban para apoyar una situación y nosotros nos sorprendíamos de que se generara otra cosa. Fue un proceso de aprendizaje muy grande, y está claro que nos excedió. De hecho, en lo que es a lo comunicacional y lo que significa en cuanto al mensaje de lo que es Arbolito, es más importante que los acordes que suenan. Eso con su parte buena y su parte mala, ¿no?
LM: ¿Les costó aceptar ese lugar de denuncia y de lucha, que por ahí excede al hecho de subirse a tocar a un escenario? ¿Costó ese nivel de compromiso con causas sociales?
Pedro Borgobello: Yo creo que es parte de la historia, nada se da de un momento para otro. Y en Arbolito tampoco. Es un camino que es paso a paso. Se va aprendiendo cosas. Conectándose con una persona, con una agrupación, y metiéndote en una lucha que antes no te era propia. Y de repente ya te convocan, vos vas y empieza a ser parte de tu propia historia. Y creo que todos nos fuimos metiendo en eso, día a día, en cada canción y en cada disco. Fue una decisión grupal también, la de comprometerse con las cosas con las que nos comprometemos. Somos una banda que por ahí tarda mucho en tomar las decisiones, desde el final de una canción, hasta elegir a dónde ir a tocar. Somos un grupo muy horizontal y el consenso tiene eso: una vez que tomaste una decisión en grupo, ya no es personal, es una decisión del grupo. A veces lleva más tiempo, pero nos ha puesto en lugares de lucha puntuales, y también nos ha hecho no tocar en determinados lugares. Por lo tanto no sé si es algo que nos costó, pero sí que es algo hecho bastante a conciencia.
LM: A la hora de sentarse a componer o en el discurso crítico de Arbolito ¿ven más o menos el mismo panorama social de cuando empezaron? Como en la época de La arveja esperanza, que en su libro biográfico cuentan que surge en un contexto de piqueteros. ¿Hay alguna diferencia con aquel tiempo, o sienten que la situación no ha cambiado y están caminando por los mismo lugares que en aquellos años?
PB: Creo que uno es crítico, porque forma parte de la personalidad de cada uno. Si bien las composiciones nuestras no suelen ser composiciones que se hagan grupalmente, tienen que ver con la sensibilidad de cada uno. Uno es crítico, y a la hora de elegir las canciones, charlamos cuales hacer. Creo que esa cuestión crítica y social que tiene Arbolito, tiene que ver con una sensibilidad de la banda. Y me parece que siempre fuimos y seguimos yendo por ese lugar, porque fue cambiando el panorama del país, pero la banda siempre tuvo su “qué decir” en cada momento. Me parece que eso es parte de la esencia de la banda.
AF: Si, en lo que es el nombre de la banda… hay ahí un ojo crítico. En cuanto al análisis de lo que está pasando en el país, tenemos para hablar un largo rato. Igualmente, podemos tener nuestra opinión o visión. Hay ciertas cosas que parecen haber vuelto, pero cuando empezamos creo que era un poco más claro todo. Ahora ya no es tan claro me parece…
Somos un grupo muy horizontal y el consenso tiene eso: una vez que tomaste una decisión en grupo, ya no es personal, es una decisión del grupo. A veces lleva más tiempo, pero nos ha puesto en lugares de lucha puntuales. (Pedro Borgobello)
LM: ¿Se pueden imaginar a Arbolito sin ese ojo crítico? De repente un día sacando un disco conceptual de baladas románticas, fuera de ese ojo crítico habitual.
AF: Qué se yo. Mientras todos estemos de acuerdo, podemos imaginar cualquier cosa…
PB: Aunque sería medio raro…
AF: Sí, aunque Acá estamos es un disco que tiene mucha introspección. Debe ser el disco menos crítico que tenemos. Aunque siempre van a haber situaciones que te generan algo…
PB: Sería raro sacar un disco de baladas románticas. Lo que no sería raro, es que haya alguna balada romántica en el disco.
LM: Esto se los pregunto porque hay muchos artistas, como León Gieco o Raly Barrionuevo, que tienen el hábito de sacar discos muy conceptuales. Si bien son artistas que pueden abarcar mucho, a veces editan algún disco bien enfocado sobre algún tema puntual… ¿Se ven capaces de salir del lugar habitual y editar un disco así?
AF: Es más difícil que pase algo así. Tené en cuenta que nombraste a dos personas que… son ellos. Raly hace lo que quiere Raly, y León hace lo que quiere León. Acá nos tenemos que poner de acuerdo. ¡Tenemos que hacer cincuenta y cinco asambleas para ver qué temas van y que temas no van! ¡Es imposible que todos decidamos hacer un disco de baladas románticas conceptualmente! (Risas).
PB: Buen, nada es imposible… ¡pero sería muy difícil! (Risas)
(Nota: En este momento se incorpora a la entrevista Agustín Ronconi, quién se encontraba junto a Ezequiel Jusid realizando notas con otros medios periodísticos)
Agustín Ronconi: Podríamos… no se si querríamos. Bueno, por ahí, más que por el lado romántico, sería más lo introspectivo. No voy a decir filosófico, porque…
AF: …Hay que saber más. (Risas)
AR: Pero en cuanto a lo más introspectivo y lo más humano, quizás podes de estos veinte años, juntar algunas canciones y quizás tenés un disco. Pero no vendría mal quizás, es interesante lo que estás planteando.
LM: Claro, como si de repente sacaran un disco como Último bondi a Finisterre de los Redonditos de Ricota, que es un disco de sonido futurista, lleno de loops y maquinaria. Ir por una vertiente totalmente impensable para Arbolito
AR: Es cierto que nuestros discos son de canciones. Casi todas de una época, pero es verdad, no son discos conceptuales. Pero sí, es algo que podríamos hacer, porque es interesante.
LM: Dentro del libro Arbolito por todas las libertades hay una frase de Jorge Leggio, sonidista de La Renga, que dice «Hay una ideología detrás de todo lo que hacemos». Quería preguntarles ¿qué tan posible es separar la ideología de uno a la hora de hacer arte? Si bien es cierto que uno puede hacer música comercial, ¿qué tan posible es poder separarse completamente de la ideología?
PB: Me parece que nosotros ni siquiera lo intentamos. Porque la ideología tiene que ver con una forma de pensar. Va más allá inclusive de la política; la ideología es la forma en la que uno concibe el mundo, sus relaciones, su trabajo, y me parece que no nos planteamos separarnos de la ideología jamás.
AR: Incluso lo dice Leggio, lo dice desde la cuestión más logística. Porque tiene mucha ideología él en lo que hace. Desde adonde pone el sistema o si lo lleva él al hombro, eso es ideología. Es también una decisión política.
PB: Y es literal lo que está diciendo Agustín. Jorge se lleva el equipo donde cree que en ese lugar tiene que sonar música.
Creo que esa cuestión crítica y social que tiene Arbolito, tiene que ver con una sensibilidad (…) la banda siempre tuvo su “qué decir” en cada momento. (Pedro Borgobello)
AR: Claro, amplificar el mensaje. Después, en el arte o la música que hacemos, cada uno tiene la necesidad de expresarse, porque te cura. Te sana básicamente, y si encima eso es a la vez compartido con los compañeros, y se embellece, se potencia, y a la vez es compartido por la gente que lo escucha, te hace seguir andando. Y si esas cosas uno las dijera, quizás algún achape, algún revire te agarra. No es una cuestión racional, sino una necesidad. A veces cuando armamos un disco y pensamos en el equilibrio de las canciones, también buscamos no estar machacando sobre lo mismo, que es algo que nos pasa.
PB: Claro, que no sea muy duro todo el tiempo. Porque uno muchas veces está enojado (mucho, mucho tiempo…) y tampoco vamos a hacer un disco mala onda (risas).
AR: Bueno, vos hablas de lo ideológico. Si escuchas un tema instrumental, ¿te parece que puede haber ideología?
LM: Para mí, sí. Se lo pregunto a ustedes para ver que piensan…
PB: Yo creo que en un punto sí, por la forma de encarar la música, de los arreglos…
En el arte o la música que hacemos cada uno tiene la necesidad de expresarse, porque te cura y si encima eso es a la vez compartido con los compañeros, se embellece, se potencia. (Agustín Ronconi)
Andrés Fariña (izq.) y Pedro Borgobello (der.) | Ph: Gabriela de Echave.
LM: ¿Como el tema “América Bonita”?
PB: Sí, por ejemplo. Hay ideología detrás de todo eso y de América Bonita. El hecho de hacer una cumbia, súper bailable, pero hacerla desde el lugar andino…
AF: Qué instrumentos ponés, qué no ponés, qué ritmos usás, y cuáles no usás…
AR: Y que no usar nada en sí mismo es político…
PB: Y que la ideología no es siempre política.
LM: Hay algo que se comparte entre la gente que le gusta Arbolito, y es que utilizan mucho el baile y la alegría a la hora de salir y marcar el terreno. De hecho, ayer escuchaba el corte Pará la mano y en un comentario bajo el video decía “Ésta es la verdadera REVOLUCIÓN DE LA ALEGRÍA!”. Si a uno lo atropellan con la alegría; o le quieren quitar sus derechos usando la alegría… ¿hay que combatir con más alegría?
PB: ¡Hay que combatir con la alegría de verdad!
AR: Todo tiene un límite…
PB: Igual, la alegría que plantean ellos es marketing. En realidad, lo que no tienen que lograr es sacarnos la alegría. En un momento, recuerdo que ni bien había terminado la campaña y habían ganado, me hicieron una nota y yo estuve todo el tiempo pensando cómo hacer frases sin usar la palabra “alegría” o la palabra “revolución”. Hasta que me dije “¡No! ¿Por qué? Si acá no hay ninguna revolución, y alegría mucho menos”. Hay una amargura generalizada por las cosas que están haciendo, que la verdad que es todo chamuyo.
AR: Igual, la alegría ellos la tienen…
PB: Sí, ¡ellos!
AR: Y un porcentajecito de la población, también. Lo celebran.
PB: Por eso creo que importante conservar la alegría y celebrar la lucha, porque hay que luchar. No se puede dejar que te avasallen.
AR: Después hay una cuestión fisiológica, del cuerpo y del ser humano; del espíritu y todo, que es que la alegría en sí misma genera endorfinas. Te abre los canales de la comprensión, la comunicación, de la hermandad. Y la violencia va generando como una adrenalina que te va cerrando, te endurece y te tensa. Nuestra función es hacer música, y conectar. Si tenemos que ir al choque con algo, no es nuestra función; al menos como banda, será como personas. Si nos toca una situación violenta, no vamos a ir con alegría.
Si escuchas un tema instrumental, ¿te parece que puede haber ideología? (Agustín Ronconi)
LM: ¿Y les tocó encontrarse con una situación tensa a partir de las diferencias ideológicas?
PB: Por ahí de manera directa, no. Por ahí sucede que no han escrito cosas en las redes sociales. Por ahí te agreden porque estuviste tocando en algún lugar o en otro. Por lo general son cosas que tienen que ver con la impunidad que te da la red social y estar detrás de una computadora, sin que te vean la cara. Increparnos así, cara a cara, yo no recuerdo…
AF: Yo recuerdo que sí. Recuerdo que una vez me increparon. Pero generalmente nos increpa la gente que se va de mambo. Habíamos tocado en una fiesta, a las dos de la mañana en un boliche; y [nos decían] que no habíamos hecho ciertas canciones, y que el mensaje había sido como “muy lavado”. Y también me preguntaban por qué cuando fuimos al encuentro del MoCaSe, no nos quedábamos dos o tres días y no íbamos al adentro del monte a conocer a la gente.
LM: ¿Sería como que les demandaran más ideología?
AF: Generalmente sí. Ese tipo de planteos nos los hacen en la cara. El “¿por qué, che? Yo pensé que eran Anarquistas!”. Proyectar cosas demasiado extremista; o no extremistas pero que los tipos que sí son más del palo, proyectan algo en vos y creen que vos sos eso.
LM: ¿Y cuando tenían que encarar las luchas simbólicas como cambiar los nombres de las calles? En mayo se publicó una nota en Infobae de Rolando Hanglin donde opinaba que era una locura que la gente de Rauch piense en cambiar el nombre a su ciudad.
AR: Ah, ¡sí! Y más de diez años después. Me sonó como parte del juego de distracción de esta era de Cambiemos, de provocar al pedo.
PB: Sí, algo burdo. Porque además justificando al decir que en Rauch no hay ningún descendiente de pueblos originarios. Como diciendo “si no quedan, es porque estuvo bien que hayan decidido matar a los indios”…
AF: Po que los hombres originarios preferían a las mujeres blancas….
Es una época en donde no hay mucho trabajo, y por ahí los pocos que encontramos, nos llaman y estamos como decía Pedro: decidiendo si vamos a tocar o no da. Y no, la mayoría de las veces no da para que toquemos. (Andrés Fariña)
LM: Para terminar: ¿Cómo viene el futuro de Arbolito? Porque, está bien, hay que celebrar los veinte años pero ¿cómo se ven de acá a diez años?
PB: Mirá, creo que nos vemos la semana que viene porque tenemos un show, y ya tenemos pensado eso. Pero creo que nunca fuimos una banda de pensarnos a diez años para adelante, porque es más importante el ahora.
AF: Creo que nos gustaría vernos llegando a fin de mes (Risas).
AR: Es un momento muy particular. De alguna manera, repercute en la banda y en lo artístico sin querer. Porque es verdad lo que dice Andrés. Estamos en un momento en que cada uno está viendo como organiza su vida para llegar a fin de mes. Y eso repercute en que por ahí no le podés dedicar todo el tiempo a tus instrumentos; a tocar, ensayar y a sentarte a componer, porque tenés que empezar a buscar laburos, concretamente. De ahí se genera una especie de incertidumbre, pero bueno… Somos músicos desde hace un montón de años y sabemos que le vamos a encontrar la vuelta, porque es una necesidad nuestra. Antes que nada somos músicos, después vamos encontrando otras maneras.
AF: Hace un ratito que preguntabas si fue duro tomar esta decisión, de tomar este papel que tomamos como músicos, como artistas y como personas. Y creo que lo más duro tiene que ver con lo profesional. Digamos, somos músicos, nos dedicamos a esto y es en lo que venimos remando en dulce de leche desde hace veinte años, y por esta época, sí, es más difícil sostenerlo como trabajo. Es una época en donde no hay mucho trabajo, y por ahí los pocos que encontramos, nos llaman y estamos como decía Pedro: decidiendo si vamos a tocar o no da. Y no, la mayoría de las veces no da para que toquemos.
LM: ¿Te puedo preguntar en qué lugar, por ejemplo?
AF: Si. Primero que nada que hay un montón de lugares que no nos van a llamar. Pero no es de ahora, es de siempre. Porque hay un montón de situaciones en la que los poderes (el poder político provincial, o el que quieras) por ahí está poniendo plata para tal o cual festival, no le conviene que vayan las mineras o vayan los Qom y pongan las banderas, y en cuanto anuncian a Arbolito, se agita y nos bajan. Nos ha pasado… o directamente ya no nos llaman. Entonces, hay un rango muy grande de trabajo, del cual la mayoría de los músicos viven en gran parte, que para nosotros está cerrado…
AR: ¡Hay que hacer un disco romántico! (Risas)
AF: Y a los pocos lugares que nos llaman, decidimos no ir.
PB: Cuando no nos peleamos con el Intendente…
AF: Bueno, eso es duro como músico, porque a esta altura, a veinte años, queremos que nos vaya bien.
PB: Claro, porque encima, no podemos decir que no nos va bien. Hoy en día, hacer dos Trastienda, y que vaya gente… no es algo que le pase a muchas bandas, en realidad. Nos va bien, se compran los discos, la gente nos va a ver… ¡aunque haya lugares a los que no podemos llegar! (Risas).

Nahuel Difalco
Colaborador
(Baradero, 1987) Nahuel Difalco es periodista y profesor de literatura. Trabajó en radio, magazines y como profesor. Actualmente reside en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.