Por Marina Cavalletti.

Los laberintos en el arte y el mundo, las calles sin salida, la finitud y un itinerario breve, pero intenso de enumeraciones que abren preguntas.

La vida es una conjugación de encrucijadas. Los caminos del hombre se bifurcan. Y en su afán de resolverlo todo,  las entrañas de la humanidad se retuercen entre múltiples incógnitas.

El jardín de los senderos que se bifurcan, las ruinas circulares, el mito del minotauro. De las letras de Borges, hasta los griegos, el arte habla del encierro, de la angustia.

Existen encierros figurados, como en “No se culpe a nadie”, “Continuidad de los parques” o “Casa tomada”. Allí, entre lugares ficticios y confusos pulóveres, Cortázar deja entrever la vulnerabilidad del hombre, la necedad, el temor ante aquello que lo supera.

La mayor cerrazón, el más triste de los cerrojos es –por supuesto- la muerte, aquel gran laberinto, aquel místico Aqueronte, aquel sitio sin salida, sin respiración ni sonidos.

Con todo, no sólo la finitud – la conciencia de ella- es nuestra única puerta sin salida. Sin caer en el Apocalipsis de Eco, la era de las comunicaciones nos ha –paradójicamente- incomunicado. Ya ha dicho el genial poeta Rogelio Luis Nogueras “en esta era de adelantos tecnológicos, tú dijiste adiós vía satélite”. Malos entendidos virtuales, noviazgos vía Internet. Y el calor de la piel brilla por su ausencia.

Este texto incluso es tan sólo un repaso de la multiforme superficie de la literatura, recortada, restringida –todavía más- a sus rasgos temáticos.

La invención de Morel de Bioy, la analogía de la pérdida del aura en Walter Benjamín. El cine como repetición mediatizada y los medios y las mediaciones de Barbero. Enumeraciones. Sobreinformación. Vacío. Vacío.

¿Hacia dónde vamos?, ¿qué es el mundo?, ¿de qué estamos hechos? De la misma tela que los sueños, como dijo el shakespereano Próspero en “La tempestad”.

¿Y si la tempestad y el laberinto son la misma cosa? No existen migajas de pan que nos señalen el camino. Hansel y Gretel comidos por los cuervos de la hegemonía.

“Las sillas” de Ionesco y el mundo desierto superpoblado y quieto, silencioso. Representar febrero y arrojarse del décimo piso. El suicidio en Durkheim y el origen de la vida. Darwin, el Génesis, el Big bang. Elija su propia teoría. La vida parece cerrada.

En ella respiran todas las puertas que existen. Todas abiertas. Todas desconocidas. Instrucciones para subir una escalera, para abrir una puerta, para vivir la vida. Resolver lo irresoluto. El todo, la nada, lo incognocible. Empezar a vivir. En serio. Sin metáforas. Este es el vértigo del mundo. Las calles sin salida. No calles la salida. Abrir alguna puerta. Salir del laberinto. Elige tu propia aventura. This is the real life. Non fiction.

Marina Cavalletti

Marina Cavalletti

Directora editorial

Es Magíster en Escritura Creativa por la UNTREF, profesora de castellano, Literatura y Latín y Técnica profesional en música. Además, es corresponsal de El Tribuno de Salta desde 2005. Colabora con medios independientes como periodista y correctora. Dio clases en la UBA, “El Alicia” y el IUNA. Es profesora en la UNDAV. También es compositora y poeta. Ama la radio y el folklore. Desde 2016 coordina el ciclo “Brote poético”.

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