Por Roberto Liñares.

Algunos de nuestros pretendidos intelectuales analizan puntillosamente el incremento de la protesta social, de la inseguridad, de la corrupción, el incremento del consumo de marihuana, pero no hay ni un solo análisis de ningún excremento.

La literatura argentina ha abierto mucho sus dimensiones. Y ha abordado, por ejemplo, temas como la liberación sexual. Sin embargo, y esto es lo que me huele raro, no ha llegado a la misma intensidad respecto  de la liberación intestinal, es decir a la especial ventosidad expelida por el ano y su eventual consecuencia. Es mejor decir,  para menos rodeos, las funciones del culo,  y fundamentalmente la mierda.

Desde ya, este artículo no posee demasiada inspiración y profundidad. Es más, no es conveniente que tenga mucha. Solo pretende ser apenas una cápsula, precisamente de liberación intestinal. Desde esta óptica de píldora, tenemos algunos antecedentes aleccionadores.

Por citar algunos: La Biblia, donde se relata que Jesús, para enseñanza de sus discípulos -y criticando las normas alimentarias de los fariseos- dice ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina?Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. (Mateo 15 17-18 Versión Reina Valera). Es decir “mancha al hombre lo que sale de él”. Reflexiono:  algo de lo que escribo, en otros tiempos, hubiera provocado el milagro de hacerme cagar fuego.

Para cambiar de religión y de peligro, algún escritor islámico (Abu Ayyub al-Ansari) en su obra Sahih manifiesta que Mahoma aconsejó que “Cuando vayáis a defecar, no os pongáis enfrente ni de espaldas a la alquibla (lugar donde se ora a La Meca), sino en dirección al este o al oeste”.

Además en La Divina Comedia -en el Infierno- se relata que en lugar de los estafadores, un diablo mayor le da la orden a otros de su condición para que acompañen a Virgilio y a Dante en una barca, y para dar la señal de partida “había hecho de su culo una trompeta.”

También Rabelais en su “Gargantúa y Pantagruel” dedica un fragmento a describir las distintas formas de limpiarse el culo, para concluir, en boca de Grandgousier, que el mejor limpia-culos inventado es el de un ganso bien plumado; siempre que se tenga la precaución de sostenerle la cabeza entre las piernas. Y podéis creerme por mi honor. Porque sentiréis en el agujero del culo una voluptuosidad mirífica: tanto por la suavidad de su plumoncillo como por el templado calor natural del ganso”.Y podríamos seguir con la maravillosa “Gracias del ojo del culo” de Quevedo, “e ainda mais”.

Frente a tan altas evidencias, ¿porqué en nuestra literaturano abundan (a pesar de que hay) desarrollos en este aspecto?.Un poco el conocido Ernesto Sábato y el ejército de cacófagos que relata en “Sobre héroes y tumbas”. Otro poco el no tan conocido Enrique Wernicke con sus cuentos “El pedo” y “Mierda” donde le da un cariz rebelde y redencionista al gas y a la caca del ser humano.

¿Es acaso, para usar términos dialectales porteños, que nuestros numerosos literatos quieren cagar más arriba del culo y con el culo al norte? Cualquier divertido excéntrico, filtrado parisinamente, nos hace olvidar a Omar Viñole, el hombre de la vaca, veterinario y escritor argentino que paseaba una vaca inyectada de un compuesto diarreico, para que defecara en el Congreso, en la calle Florida o donde fuere en señal de protesta. Si se fuera verdaderamente afrancesado, se recordaría a Joseph Pujol, galo de origen catalán, que bajo el apelativo del “Pedómano” recitaba poemas combinados con ruidos de sus propios pedos que llegaban a imitar animales, por su ductilidad. Incluso actuó en el Moulin Rouge. Eso es culture.

Algunos de nuestros pretendidos intelectuales analizan puntillosamente el incremento de la protesta social, de la inseguridad, de la corrupción, el incremento del consumo de marihuana, pero no hay ni un solo análisis de ningún excremento.

Es tan bellamente extendido, cual cúmulus nimbus, el entrecruzamiento de existencialismo y literatura, sin embargo se ignora algo tan existencial, como el carácter de eyectado que tiene el ser humano. Tampoco, cambiando de posición, en clave de cultor de la porteñidad llana, es el “feca” una temática fecal, solo interrumpida por el viaje al vértigo turbio de lo que está al fondo a la izquierda. ¿Realmente “Sobre héroes y tumbas” nació en el viejo reservado del “Británico” que da sobre la avenida Brasil, con la vista a la Parque Lezama o en las pausas que proporcionaban los peligrosos e insondables misterios de sus antiguos “banheiros”?

No vamos a analizar porqueé, al igual que el sexo, la defecación fue perdiendo su carácter natural, colectivo y público con el correr de los siglos, para tornarse secreto, individual e íntimo. Pero podemos aventurarnos a cuestionar porqué tenemos una literatura y unos literatos que se contentan con encerrarse en sus retretes a entretenerse con retruécanos.

Pareciera que pudiera valer una excepción. A veces parecen acercarse al tema, cuando en refugios de la cultura, repiten sus saberes, circunspectos y concentrados, como si estuviesen oliendo mierda. Pero es solo una ilusión. Resuman culturra por todos los poros, menos por uno.

Intuyo que he encendido sin papel, un fuego que ahuyentará y atraerá al mismo tiempo. Estoy persuadido que debo ir cortando. Y confieso, ya he estado sentado consumiendo mucho tiempo en un gran esfuerzo por destrabar la dureza de este tema, sin agotarlo por cierto. Solo pretendo ser un detonador para quienes lleguen a esta nota sean artífices de su propia libertad. Esta nota no permanecerá en los anales del periodismo. Apenas un aguafuerte, o si quieren ustedes un cacafuerte. Pero he tirado la cadena de mi propia opresión. Y los invito a hacer lo mismo antes de dormir. O que nos duerman.

Oigamos el ruido de rotas cadenas. Aunque sean derrotas. Oigamos el ruido. De todo.

 

Roberto Liñares

Roberto Liñares

Colaborador

(1955, Buenos Aires) Poeta. Sus obras han sido publicadas en distintas revistas, y formado parte de numerosas antologías. Ha recibido varios premios (Biblioteca Belisario Roldán, Departamento de Extensión Universitaria de la Facultad de Derecho, Club Banco Provincia, Central de los Trabajadores Argentinos, Secretaría de Cultura de la Asociación Bancaria, etc.). Participa en distintos recitales y “performances”.

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