Por Pablo Campos.
En esta segunda entrega profundizamos con Hernán Brienza sobre la disputa del discurso hegemónico, los medios alternativos de difusión, el sentido común y el Peronismo.
Lamás Médula: Hablás de manipulación de los medios, y no podemos dejar de ver la concentración que tienen los grandes grupos económicos y la desaparición de voces que tomaron partido por un discurso contrahegemónico durante el kirchnerismo.
Hernán Brienza: La organización nacional que realizaron Mitre, Sarmiento, Avellaneda, es la que triunfó. La Argentina que conocemos como tal es la de los Mitre. La Argentina del grupo Clarín, la de la oligarquía terrateniente, la de los que mandan. En la Argentina se produjeron, una vez instalada la organización, tres momentos disruptivos: uno en el yrigoyenismo, otro en el peronismo y otro el kirchnerismo. Fueron pequeños paréntesis dentro de la hegemonía política de la clase de los que mandan en el país.
Es lógico que quienes defienden esa hegemonía cuando la Argentina recupera las riendas del gobierno no corran riesgos. Los que corren riesgo justamente son los que van en contra de esa hegemonía. No tiene mucho misterio: los que mandan son ellos.
Y cuando tenés la oportunidad de confrontar y perdés, te va mal. Los periodistas hegemónicos no confrontan contra el poder real, por eso nunca les va mal. No es necesario ser oficialista del gobierno de turno para ser un periodista hegemónico, basta con no cuestionar al verdadero poder en Argentina. Con hablar de la corrupción política pero no la empresarial, hablar de los negociados de los sindicatos pero nunca de los negociados de los apropiadores de tierras, hablar de las formas dictatoriales de los gobiernos de facto pero nunca de los negociados de las patas civiles de esas dictaduras. Allí hay una gran hipocresía por parte de medios periodísticos y de los periodistas que participan de esa lógica. Un periodista de La Nación sabe qué juego está haciendo, más allá de que se haga el independiente.
LM: ¿Cómo ves el surgimiento de medios con autogestión?
HB: Me parece perfecto que existan, pero creo que el mercado Argentino no da para sostener esos medios. La falta de fuerzas productivas condenan a esa comunicación a la alteridad y no a la contrahegemonía. Nunca van a poder hablarle al sentido común de las mayorías, ni van a generar pensamiento crítico. Y los medios hegemónicos van a seguir intentando manipular por los siglos de los siglos a las mayorías.
Vos podés tener un cañoncito, pero los que generalmente ganan son los que tienen la bomba atómica, y los medios hegemónicos tiene la bomba atómica.
Se enteran los que no necesitan enterarse porque ya están enterados. Un tipo que va a un medio alternativo, como Radio Caput, donde trabajo, ya sabe lo que va a darle Radio Caput. No tengo nada que decirle. Esa persona lo que busca es una reafirmación de lo que piensa.
El problema son los que están asaltados en los bares por TN, los que son asaltados por el diario Clarín, los que son asaltados en los grandes medios de comunicación donde no tenés ninguna alternativa.
Salvo algunas cosas de C5N lo demás en una obscenidad absoluta, el bombardeo mediático es tan fuerte que la comunidad de la alteridad -que además es dispersa, que no está unificada, que no tiene una estrategia común-, genera dispersión.
LM: ¿Cómo ves a los medios hegemónicos, en su afán por sostener al macrismo?
HB: Va a haber crisis de legitimidad cuando el macrismo caiga. Se van a generar en quienes apoyaron al macrismo, pero se van a acomodar brevemente cuando caiga en crisis el próximo gobierno.
En 2001 las calles gritaban nos mean y Clarín dice que llueve, y finalmente doce años después Clarín termino ayudando al triunfo de Macri.
No fue absolutamente definitorio pero sí genero un sentido común que permitió a la sociedad refugiarse en ese tipo de narraciones para votar.
LM: ¿Ves similitudes en el uso del poder y del discurso entre Macri en Argentina y Bolsonaro en Brasil?
HB: Creo que no hay diferencia entre lo que paso en la cancha de River y lo de Lula en Brasil. Cuando una clase dominante sabe que va a perder lo que hace es embarrar la cancha para sacar un buen resultado fuera de las elecciones o de la competencia leal. Más allá de la barbaridad de los barrabravas y de todas las fallas que hubo, creo que en algún punto se marca muy bien la maniobra del macrismo y se parece mucho a la de Bolsonaro.
Aún cuando Bolsonaro no sea exactamente lo mismo que Macri ni exactamente lo mismo que la derecha Brasileña. Pero el mecanismo es muy parecido: si no puedo asegurarme ganar rompo. Es el prototipo del dueño.
Todo su comportamiento es el del gordito dueño de la pelota, no sabe gobernar, mandar, debatir, pero es el dueño de la pelota y tiene la posibilidad de romper cuando quiere. Y rompe cuando quiere. Si te fijás el código político lo rompe cuando quiere. Rompió el código político con el kirchnerismo, rompió el código político con la justicia, rompió el código político con los medios; rompe todos los códigos políticos. Es el dueño de la pelota.
Rompe incluso con sus colegas, con los demás empresarios, que lo odian y que tarde o temprano se lo van a cobrar.
LM: Con tres años de gobierno, y el desgaste social por las políticas neoliberales ¿cómo ves la posibilidad de una reacción en la sociedad?
HB: Creo que la sociedad va poniendo limites de a poco. El 2018 fue al gobierno de Macri lo que 1979 a la dictadura militar: el momento en el que se hizo el primer paro tibio, las primeras manifestaciones; las fuerzas vivas comenzaron a darse cuenta de que el plan económico era un desastre. Claro, el macrismo no es como la dictadura, le encantaría serlo, por eso la militarización, la represión, los muertos en la calle. Ningún gobierno en democracia mató tanto como el macrismo. Impunemente, además. Y digo Impunemente porque no le costó absolutamente nada. Los muertos a De La Rúa le costaron muchísimo. A Duhalde Kosteki y Santillán le costaron la presidencia. Menem fue muy cuestionado por las muertes en el sur. Al macrismo no le cuestan nada las muertes que lleva adelante. Casi ni fueron informadas por los medios de comunicación.
La operación Maldonado con la narración que hizo el macrismo deja muchos lugares a dudas. La de Nahuel ya no quedan tantas dudas sin embargo es invisibilidad. Los dos muertos de los últimos días directamente pasaron inadvertido por la sociedad (Rodolfo Orellano en Villa Celina y Marcos Soria en la provincia de Córdoba, ambos de la CTEP).
El macrismo está llevando una violencia in crescendo, que genera terror en la sociedad. Estamos empezando a vivir un estado democrático que genera terror, y un estado que genera terror es un estado terrorista.
Lo cual no significa que los niveles de ese terrorismo puedan ser como los de la dictadura militar, pero no deja de generar terror y eso está generado para inmovilizar, desmovilizar, para que la gente no defienda sus intereses, para que no se manifieste.
Vos te armás para asustar al oponente, y si el oponente no se asusta utilizás esas armas. Y creo que eso es lo que está haciendo el macrismo. Este es el momento en el que el macrismo puede llegar a generar una violencia muy fuerte en la sociedad.
No debemos dejar de ver que el macrismo todavía mantiene un 30% del electorado y lo mantiene muy fuerte. Además el macrismo y el grupo Clarín han incentivado a odiar en la Argentina. Hay una gran cantidad de tipos dispuestos a odiar, odiar al boliviano, al paraguayo, al kirchnerista, al otro, al que no es como él. Y eso me preocupa mucho porque ese odio se transmite a través de la violencia física tarde o temprano.
LM: ¿Cómo ves al peronismo ante esta situación?
HB:
Creo que el peronismo es una alternativa real, la alternativa realista. Una alternativa chusca, plebeya, impura. Por momentos produce escozor pero es la única alternativa real de poder en Argentina.
La gran disputa en argentina es entre los que mandan y los modelos mayoritarios, y dentro de estos modelos el peronismo sigue siendo el modelo mayoritario. Con el kirchnerismo, el progresismo y parte de la izquierda adentro. Ese conglomerado que cuando está en la oposición es un invertebrado miope, como diría J.W.Cooke…Un conglomerado que no sabe conducirse, no sabe moverse, tienen mucha táctica pero poca estrategia, no sabe cómo ponerse de acuerdo, necesita la estructuración desde la conducción y desde el poder.
Ese es el principal problema que tiene el peronismo. Perón decía que el que gana conduce. Pero hay un problema, que es que cuando perdés lo que está en juego es la conducción. Se entra en una disputa que hace que el tacticismo esté por encima de la estrategia . Nos olvidamos de cómo se puede retomar el poder, excepto cuando el que está en el poder se desgasta. El peronismo apenas sabe que hay una oportunidad de volver al poder, se estructura automáticamente y tiene probabilidades de ganar. Cuando en las encuestas sube Cristina Fernández de Kirchner, hay más sindicalistas, gobernadores, intelectuales, intendentes con ganas de encontrarse con Cristina.