Por Juan Martín Belvedere / pH y videos Melisa Noguera.
Claudio Villarruel dirigió canales de televisión abierta y por cable. Produjo ficción, medios interactivos y programó radios digitales, AM/FM. Lamás Médula entrevistó a este lúcido analista de la siempre cambiante, vertiginosa e interesada relación entre la actualidad, el Poder y los medios de difusión.
Lamás Médula —De todo lo que hiciste en tu carrera, ¿qué disfrutaste más?
Claudio Villarruel —Todo lo que hice y hago me gusta. El destino nos va llevando a encontrarse en los lugares donde nos sentimos cómodos. Lo mainstream a mí me encanta, le tengo mucho respeto pero no miedo. Lo de tener una idea a las tres de la tarde y a las nueve de la noche ponerlo al aire para que lo vean 15 millones de personas, me encanta. Dirigir un canal era un desafío muy grande, aunque el problema de esos lugares son las “mesas chicas”. Yo me seguía sintiendo un nene. Nunca percibí eso que quizás piensan los demás, esto de pensar que tenés más poder, y la verdad que poder es el poder hacer. No me arrepiento de nada, disfruté todo. Me siento en mi mejor momento, porque en esos lugares decidís un 60%, ahora tengo libertad total. Pero esa libertad hay que saber manejarla, ser consciente que sos comunicador y un líder de opinión, aunque con las cosas que están pasando es muy difícil no querer putear al aire. Ver a tus amigos, familiares o vecinos pasándola mal porque se quedan sin laburo o porque la plata no les alcanza.
LM —¿Cómo te llevás con esta idea de hacer un programa de radio y uno de TV?
CV —Con Bernarda (Llorente) descubrimos la radio hace ocho años y nos enamoró. Decidimos hacer el programa de televisión para ponerle imagen a todo lo que tiene la radio, en especial a los personajes. Cuando la gente los ve, es importante que no exista distorsión entre lo que se imaginaron y lo que son. Y la verdad, funcionó muy bien. Es un programa que nos encanta porque estamos en una etapa más de devolver que de hacer. Hicimos muchísimo, empezamos muy jóvenes. Ahora siento que nos reinventamos en nuestro rol de comunicadores, antes producíamos ideas nuestras y llamábamos a las personas que tenían que poner la cara. Ahora tenemos ganas de hacerlo nosotros.
LM —¿Considerás que lo medios son determinantes en el resultado de una elección?
CV —El blindaje mediático acompaña pero no creo que gane elecciones. Cuando una persona no tiene para comprar el pan, el discurso del medio no le entra. Si vos tenés 10 años de todos los días noticias que dicen “se están robando todo”, te queda instalado. Entonces cuando pasa algo como los bolsos de José López, cierra todo, los medios preparan el terreno. Y quizás la gente está más permeable porque está con la cabeza en no perder su laburo, en llegar a fin de mes o pagar las tarifas y un título o un zócalo ya le queda en la cabeza.
Macri cree que tiene el poder, pero el blindaje mediático que tiene se le acaba el día que al establishment no le sirva más y consiga a su reemplazante.
LM —¿Se miden con distinta vara los hechos de corrupción según quién sea el acusado?
CV —La mayor parte de la campaña de Macri fue decir que el gobierno anterior se había robado todo. Sin embargo a la gente le iba mucho mejor y ahora que supuestamente no roban más, es un desastre. Podés tener todas las críticas que quieras contra los gobiernos nacionales y populares pero uno va a estar siempre del lado de ellos, porque el tema de la corrupción no pasa por si sos o no nacional y popular. A mí me encantaría que el presidente explique y devuelva al Estado la plata del Correo Argentino. Los que manejan hoy el país vivieron toda su vida de la obra pública y ahora nos quieren dar cátedra de honestidad. La corrupción tiene dos caras: el funcionario y el que pone la guita. A mí lo que más me entristece como ciudadano es que una justicia que encarceló a los genocidas hoy esté al servicio de lo más restaurador y persecutorio. Y eso genera en la gente una desconfianza terrible, que deriva en un ataque a la política, que es el único medio que tiene un país para avanzar.
LM —Álvaro García Linera (vicepresidente de Bolivia) dice que los gobiernos populistas están muy atrasados en las redes sociales con respecto a la derecha, ¿coincidís en ese punto?
CV —Los gobiernos populistas tienen un prejuicio con las redes. Creo que el campo nacional y popular tiene que haber aprendido a utilizar las herramientas que dan las redes, y no para engañar como engañaron ellos, sino utilizarlo positivamente. No necesitás nada para defenestrar al enemigo, ya se defenestra solo. Hay que usarlo para llegar a los que no están convencidos.
El gran problema de los populismos es hablarle a los que están convencidos y tener mucho prejuicio con los que no lo están. Hay mucha soberbia, que aún hoy seguimos viéndola. Muchos soberbios tienen que dar un paso al costado, ya ese discurso no va más y tenés que convocar a los que creyeron en un cambio, que son los mismo que votaron a Cristina cuando ganó con el 54% en el 2011.
LM —¿Qué opinas de la situación de Venezuela?
CV —Más allá de todos los problemas internos que tiene, hay un derecho fundamental que es la soberanía. Los países tienen que solucionar sus conflictos puertas adentro. Después se puede discutir si te gustan o no las formas. A los que no queremos que Estados Unidos intervenga Venezuela nos acusan de hacer una “campaña del miedo” y que defendemos al dictador Maduro. Me sorprendió mucho el festival que se hizo en su contra, en el que hubo personas como Miguel Bosé, a quien yo admiro como artista.
LM —Te gusta el teatro de lo absurdo, ¿considerás que este Gobierno tiene cosas que lo asemejen?
CV —Es superador de lo absurdo. A mí me hacer acordar a “La excepción y la regla” de Bertolt Brecht, que tiene personajes muy exagerados, casi como clowns. El surrealismo es una exacerbación de lo real, este gobierno propone cosas surrealistas desde lo real. Una mujer a cargo de la Oficina Anticorrupción (Laura Alonso), que debe ser abogada y como no lo es, cambian los requisitos existentes (NdeR: el gobierno modificó esa cláusula y estableció por decreto 226/15 que el funcionario a cargo «deberá poseer título universitario, sólida formación académica, antecedentes profesionales calificados en derecho, ciencias sociales o economía y una reconocida trayectoria democrática y republicana»). Una ministra de seguridad (Patricia Bullrich) que fue montonera, peronista y termina reprimiendo a los trabajadores. Y después un ministro de transporte (Guillermo Dietrich) que viene de una familia súper rica le pide a los trabajadores que sean austeros y al otro día se va de vacaciones a Punta del Este.
LM —¿Cómo analizás el discurso de la “pesada herencia”?
CV —Para este gobierno plagado de referentes del empresariado recibir un país con una transición tranquila, ordenado económicamente y desendeudado fue la real pesada herencia. Que la gente tenga derechos, que a los jubilados le aumenten tres veces por año, que las paritarias sean siempre igual o arriba de la inflación, eso es un problema para ellos. Cuando (Javier) González Fraga dijo “les hicieron creer que podían comprar celulares y viajar al exterior” me di cuenta que venían por todo. Ellos quieren un país de ricos y con flexibilización laboral y encima tienen el aparato judicial de su lado. Néstor y Cristina se plantaron ante ellos, que son el poder real y la están pagando ellos y sus hijos, porque el poder real no te lo perdona. Si ven que Cristina tiene altas chances de ganar la van a meter presa como le pasó a Lula en Brasil, donde el juez que lo encarceló (Sergio Moro) hoy es ministro de Justicia de Bolsonaro.
LM —¿Qué rasgos indicarían una evolución en la sociedad con respecto a la política?
CV—Afortunadamente hoy tenemos menos conflictividad social que en el 2001, la gente todavía tiene los ahorros que pudo juntar tiempo atrás, sino no se entiende que esto aún no haya explotado. Si en octubre este gobierno pierde, significa que hubo un gran avance, porque no se necesitó llegar al punto de terminar con muertos en la Plaza de Mayo y en varios lugares del país.
Como argentino ese sería un sueño, que la gente reconozca haber confiado en un gobierno que no hizo absolutamente nada de lo que prometió y que lo pueda transmitir a través de las urnas y no de la violencia. Para mí la salida siempre tiene que ser democrática aunque la democracia burguesa-capitalista está en jaque hace 15 años.
1 Comentario
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Juan Manuel Belvedere
Periodista
Muy linda entrevista. Me encantaron las preguntas y el entrevistado dá cátedra al responder, coincido mucho con su pensamiento. Bravo!