Por Evelyn Cantore.
La antropóloga feminista Rita Segato brindó el discurso de inauguración en la 45º edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, en una sala Jorge Luis Borges repleta, que la ovacionó de principio a fin.
El acto comenzó alrededor de las 18:30 con las palabras de la presidenta de la Fundación El Libro, María Teresa Carbano, quien resaltó la difícil situación que atraviesa la industria editorial. Carbano sostuvo que en el primer trimestre de 2019 las ventas cayeron casi un 12% respecto al primer trimestre del año anterior.
Más tarde fue el turno del ministro de Cultura de la Ciudad, Enrique Avogadro y luego el de Pablo Avelluto, Secretario de Cultura de la Nación. En ese momento irrumpieron manifestantes que alzaban su voz en reclamo por los bachilleratos populares. Pero Avelluto continuó con su discurso, a pesar de que nadie lo escuchaba; el público ansiaba escuchar a Segato.
Ahora sí, Rita.
Apenas Segato puso un pie en el escenario, el auditorio se paró para aplaudirla y brotaron los cánticos por el aborto legal, seguro y gratuito.
La intelectual feminista dividió su discurso en siete partes que tituló “desobediencias”: en la primera, destacó la importancia de “ser pluralista antes de ser feminista”. Y agregó:
“Para el patriarcado, el capital y los monoteísmos fundamentalistas hay una única verdad, una única forma del bien, un único dios, una única forma de futuro, una única justicia. Son, de esta forma, monopólicos, regidos por una lógica exclusiva y excluyente”.
La crítica al eurocentrismo fue otro de los pilares de su alocución, segundo ítem, en el que denominó a Europa como “el continente de la neurosis de control y del juicio moral sobre el mundo”. Además, evocó las palabras de Gabriel García Márquez al recibir el premio nobel en 1982: “En aquel tiempo, la palabra eurocentrismo ni rondaba mi cabeza, inclusive porque en esos años yo vivía en Europa. Me parecía que García Márquez decía que América Latina estaba sola porque Europa no la miraba, no la veía, no registraba su existencia y no la comprendía. Definitivamente me desagradaba, como me sigue desagradando hasta hoy, que el subtexto de su discurso indicaba claramente la convicción del autor de que solo en el ojo de Europa era posible que nuestro continente alcanzara su existencia plena. […] Con los años, y con los vocabularios a los que fui teniendo acceso, ese malestar se fue transformando en conciencia. Una conciencia que me permite hoy hablarles, como gente del libro que son, de nuestro tema: la circulación de la palabra y la forma de la palabra”. Y concluyó esta segunda desobediencia:
“Nosotros, según García Márquez, necesitamos vernos en el ojo de Europa, en los libros de Europa, para no estar solos. Sin embargo, no registra que Europa siquiera percibe su soledad, soledad que la ha ido llevando lentamente hacia una decadencia de su imaginación creadora, la que en otro tiempo nos deslumbró, y a un tedio insoportable”.
Para la tercera parte, eligió relatar una anécdota de cuando iba a la escuela: “Desesperaba a mis maestras, maestras de elite, en el Lenguas Vivas Juán Ramón Fernández de mi infancia, cuando nunca jamás, desde los seis años, en hipótesis alguna, acepté escribir mis redacciones en el modo del tú, y del haces en lugar del hacés. Así como continúo hasta hoy con la ardua tarea de modificar el corrector de lengua, todo el tiempo, a cada línea, para poner un acento en la i de decíme, en la i de veníte, en la e y en la a de si querés pasá por mi casa. A contracorriente de la conformidad, en desobediencia”. Y agregó otra de sus vivencias: “Más tarde aparecería mi amado Arguedas, con su lengua quechua en español, con sus inflexiones del quechua en la lengua sobreimpuesta, su verdadero secuestro del castellano para decir que era el indio quien llevaba la bandera de la historia y de la soberanía en nuestro continente”. Al final, manifestó que “así como Polanyi ha hablado de la economía arraigada destruida por el capitalismo, necesitamos hablar de un arraigo de la palabra de su camino reexistente, a pesar de la instituciones y en los gestos verbales de la gente”.
En el cuarto ítem citó el diálogo que mantuvo vía mail con un editor Senior de una editorial muy reconocida de Madrid, España, que le ofrecía publicar su trabajo, propuesta que Segato rechazó (tal como lo hizo y hace con muchas otras ofertas de diferentes editoriales globales). “Creo que me va a entender si le digo que, como sabe, escribo desde la perspectiva de la Colonialidad del Poder y también del Saber. Mi perspectiva es crítica con relación al eurocentrismo, que no es otra cosa que un racismo aplicado a los saberes y productos de quienes habitamos y trabajamos en estas costas, en este lado de acá del mar, en un paisaje marcado y demarcado por el proceso colonial, que perdura hasta el presente”, expresó la intelectual en su respuesta al editor. Además, se refirió a la destrucción de la industria editorial durante la última dictadura cívico militar en Argentina y su profundización por parte del expresidente Carlos Menem.
“Las editoriales españolas compraron las editoriales de textos y manuales escolares, beneficiándose con el know-how ya existente en el país, y amenazaron así la belleza y el valor del pluralismo de la lengua y los modos de decir del arraigo argentino”, concluyó, y mencionó a modo de homenaje a algunas de las editoriales que “sobrevivieron a aquel tiempo de destrucción y comenzaron después de la ruina”.
En su quinta desobediencia continuó con la temática anterior: “Libros editados acá por grandes conglomerados de editoriales destinadas al lucro global no son catapultados a las lenguas en las que las ideas alcanzan circulación e influencia planetaria. Porque, no nos equivoquemos: es el campo de las Humanidades, con su usina de palabras, su poiesis de conceptos, lo que da forma al futuro de la historia. Es por eso que se encuentra en manos de pocos, pocos que no están por aquí, la llave del camino de las Humanidades que cierra la puerta de esa circulación planetaria a los conceptos teóricos acuñados en nuestra lengua, con soberanía y autonomía, desde acá mismo, desde el suelo en que nuestros pies se asientan”.
En la sexta parte expresó: “Estamos asfixiados en información, por eso lo que importa es la capacidad de elegir una ruta autoral en el fardo informativo que nos aplasta. Lo importante es desarrollar la habilidad de identificar lo que existe a nuestro alrededor sin ser nombrado y no abdicar del ensayo, que es nuestra forma de argumentar. No abandonemos el ensayo: el ‘yo digo’. La voz del ensayista es inexorablemente una voz autoral, que no se esconde por detrás de la coartada del fichaje. Tengamos en cuenta que la verdad es un acuerdo entre interlocutores. Los nombres bien encontrados son como pergaminos en botellas arrojadas al mar que llegan a destino. Puedo afirmar que sencillamente me consta”.
Para la séptima retomó la reflexión sobre el feminismo: “Construyamos nuestra propia desobediencia. No confundamos el Ni una Menos con el Me Too, y no nos enredemos en su tensión con el Manifiesto de las intelectuales francesas. Cada movimiento y cada feminismo solo puede ser construido con los elementos de su propia historia. [..] Nuestro feminismo pertenece a un mundo en el que aun en las metrópolis blanqueadas la vincularidad es vital y puede y debe ser conservada por el amparo que nos brinda y la felicidad que nos trae. Un mundo en el que se han preservado jirones de comunidad. Estoy convencida de que no debemos delegar el arbitraje de nuestra vida erótica a un tercero. Todavía creo que la gestión del deseo debe ser posible en nuestro mundo cuerpo a cuerpo, cara a cara, y que debemos luchar por eso, creando las condiciones para que sea posible. Para eso habrá que trabajar arduamente sobre las relaciones de poder en el campo del trabajo y del estudio, en los cuales la jerarquía es decisiva y el patriarcado se manifiesta con más saña, y regenerar las estructuras comunales capaces de vigilar y cuidar la forma en que llevan la vida las personas. El resto corre por cuenta de desmontar el orden político patriarcal, e inaugurar una nueva era de la historia. Vamos claramente hacia allá”.
En el cierre de su discurso, manifestó:
“¡Abajo el mandato de masculinidad!
¡Por el derecho de los pueblos a sus territorios y a su estilo de vida en el arraigo comunal!
¡Sí al aborto legal, seguro y gratuito!
¡Ni una menos!
¡Justicia para Sabina Garnica, niña de 11 años habitante del barrio Virgen Desatanudos de La Rioja y entusiasmada militante de La Garganta Poderosa, violada y asesinada el 14 de abril!
¡Ni una trabajadora de prensa menos!
¡Reconocimiento para los bachilleratos populares!
¡Por un mundo radicalmente plural!”

Evelyn Cantore.
Periodista
Es periodista, feminista, y escribe desde muy temprana edad. Sus primeros pasos en el arte y la literatura fueron en el Instituto Vocacional de Arte Manuel José de Lavardén. En 2011 obtuvo un premio en el concurso de poesía Abra Palabra de la Escuela Técnica Ort, donde cursaba el secundario. En 2016 fundó, junto a una colega, el medio de cultura y espectáculos ONtrend. En 2017 y 2018 formó parte de Realidad 2017/18 como columnista de espectáculos, en Radio Belgrano AM 650 y Eco Medios AM 1220.
Actualmente es estudiante de la Licenciatura en Comunicación Audiovisual de la Universidad Nacional de San Martín.