Por Ruben Guerrero.
Son notas, no tienen pretensión de exhaustividad ni mucho menos de portadoras de verdad. Son notas atravesadas por el dolor, la angustia, la bronca, la reflexión, el miedo. Notas que no pretendo que sean autoreferenciales pero que, lo sé desde ya, me será imposible, por momentos, que no lo sean. Notas desordenadas como la bronca.
– Matan a un pibe a patadas en la cabeza por una mancha de vino en una camisa. No, esa no puede ser la causa. Hay algo más,hay una violencia que explota ahí, en ese accidente, y explota sin ninguna contención, sin freno. No fue un accidente. Decidieron matarlo. ¡Dale, matalo, dale! es la arenga. La palabra acompaña los golpes, la palabra mata, la palabra le da fuerza a esas piernas -preparadas, entrenadas- asesinas.El murmullo de toda una sociedad diciendo dale, matalo, vos podés. Sociedad del Poder.
– ¿Por qué no dejan de pegarle patadas aun cuando está en suelo sin oponer
resistencia? Mi pregunta debería ser otra, más superficial, ¿Cómo pueden pegarle patadas en la cabeza a otro pibe, a otra persona? ¿Qué les da a cambio eso? Sabemos que gratis no hay nada, que hay una imagen que les vuelve y los recarga, hay una retribución. El que pega bien, creo yo, construye su imagen de héroe, una imagen que se apoya en el afuera que arenga y, como toda representación,y aún más, representación adolescente, quiere ser reconocida, que se hable de eso que está siendo representado. Hay espectadores. Hay cámaras filmando. Hay posibilidad de viralización. Hay ESPECTÁCULO.
– En una sociedad » espectácular» como la nuestra hay que mostrarse, mostrar lo que uno sabe y también lo que pretende que sabe. Hay que mostrar. Hay que mostrar que uno puede. Poder.
– Hay que subir escalones en la estima de los otros. Los otros tienen que hablar de mí, de mi grupo, tienen que saber que somos bravos, y si queremos que se hable de nosotros, hay que demostrarlo. Otra vez la palabra. Demostrar algo a alguien, no importa qué.
– El rugby es un deporte con sus «valores», sus reglas, etc. Su tercer tiempo. Cierto republicanismo paquete que queda para los que son parte de ese grupo «selecto». Ser selecto es otro bien para mostrar. Se muestra a alguien que carece, mostrar no sirve si nadie carece de eso que se muestra. Sociedad de la ostentación.
– En el rugby se ostentan: cuerpos, destreza, rapidez, valentía, agallas. Se ostenta la HERIDA. La herida es una marca del héroe. La heroicidad se hace presente en ese ojo morado, en esa clavícula rota, en ese tabique torcido. La herida como marca de pertenencia. La herida en cuerpo propio y la herida dejada en otros cuerpos.
– El rugby, no hay que indagar mucho, es un deporte de élites. Esto no quiere decir que todos los que practican rugby pertenecen a una élite, hay lugar para dos o tres «extraños». Alguien que no pertenece a ese sector acomodado medio que entra pidiendo permiso, pisando con cuidado, con temor, midiendo cada paso para ser aceptado. En ser selecto se despliega el deseo.
– Detrás del deseo de pertenencia a determinado grupo sobrevuela la idea de poder. Se pertenece por poder. Y, como sabemos, el poder si no se muestra, si no se EJERCE no sirve para nada.
– Se dice que el rugby es un deporte de bestias jugado por caballeros. ¿Qué es ser caballero hoy? Ser caballero está asociado a lo «espectácular»y tiene una retribución: es un atractivo sexual.
– El capitalismo y las relaciones personales que se construyen en su régimen: ser el número uno. Vos podés (siempre podés). No temas. No abandones. Hay que bancar. Sos único. TODO es mio, me pertenece.
– La publicidad como máquina capitalista para construir estereotipos: la belleza, el ser únicos, LA Felicidad: ese dispositivo que (nos) explota.
– Los pibes y pibas explotan y son explotados.
– La idea en la sociedad del espectáculo es bancársela, ser fuerte – más fuerte que otros- resistir nuestra propia explotación para llegar más lejos. Resistir es la imagen guía.
– Ganar, competir son pilares de nuestra educación. Desde chicos la competencia se pone en juego. Frases como: hijo, sos el mejor del mundo. Sos el mejor de todos. Sos el más lindo del mundo, etc. construyen una imagen, que luego hay que sostener. ANGUSTIA. La subjetividad del ganador. Así, en «masculino». El hombre es – un deber ser por historia (familiar/escolar/social) – un ganador.
– Verdad de peregrullo: si alguien gana,
alguien debe perder. Perder es parecido a la muerte para la sociedad de la exhibición.
– Si el que juega al rugby tiene el cuerpo entrenado para taclear, para embestir, para pegar patadas (a la pelota), ¿por qué no prohibir el uso de ese cuerpo como arma? Tal como un boxeador no puede usar sus puños fuera del ring o un automovilista, la velocidad de su auto fuera de la pista.
La felicidad de la familia. La endogamia familiar. Es bueno todo lo que pasa ahí adentro. El afuera es peligroso. Se elimina todo lo que es «extraño». Ser rugbier es pertenecer a una familia. Una familia endogámica que tiene sus valores, pero siempre puertas adentro, entre ellos. Los asesinos, a veces, son buenos padres, buenos hermanos, buena Gente, etc. dentro de esa lógica familiar todo bien, afuera la regla es la violencia.
– Una defensa muy común es que alguien es buen pibe porque estudia. Los rugbiers que mataron a otro pibe en Brasil hace ya quince años (siguen impunes. Hijos del PODER) son los tres facultativos. A un pibe, ya desvanecido en el piso por los golpes, le tiraron una piedra de 17 kilos encima.
– Una educación basada en la acumulación enciclopédica no sirve. El conocimiento si no es para compartir no sirve de nada, a lo sumo una ostentación más: mirá, hago muy bien tal cosa. Se mucho sobre tal otra. Se ejerce un poder: el yo sé.
– En todo ámbito se convive con la competencia, hay una idea de «aplastar al otro» medio implícita en toda institución: porque escribe mal, porque no toca bien, porque no sabe, etc. etc. El rugby es un lugar más que se rige por la lógica capitalista de ser «el mejor», pero la literatura, el arte, el fútbol, los medios, la familia, la amistad, también son instituciones que se rigen por esa lógica «cultural» aplastante.
– No solo mataron a un pibe a patadas sino que siguiendo con la «joda» nombran a un pibe que no estaba con ellos para molestarlo. Perversión. No tienen límite.
-Una pena ejemplar para estos pibes puede servir para sentar bases legales a estos arrebatos asesinos. Estos pibes no son asesinos todo el tiempo, nadie es asesino o ladrón todo el tiempo. Se entra y se sale de la legalidad (en argentina y en el mundo) por eso se debe contener ese ataque asesino que puede durar diez minutos y llevarse una vida o varias. La sociedad del impulso, de la irracionalidad espectacular. Lo punitivo no creo que sea la solución. Hay que llegar antes.
– El conocimiento si no genera empatía no sirve para nada. Es simplemente la ostentación de una técnica, de una destreza. A Estos pibes la técnica les sirvió para matar. A muchos otros les sirve para lo mismo.
– En la educación endogámica le enseñamos a nuestros hijos a ser los mejores, le cargamos las tintas para que triunfen (no hay peor miedo que el que nuestros hijos sean excluidos) para que sean únicos, etc. estamos construyendo una persona sana para el capitalismo, para el triunfo, para una sociedad «espectácularizante», pero nada más ( y sí, mucho menos).
– De chico jugaba mucho al fútbol en el potrero, en miles de potreros. Había piñas muchas veces. Uno contra uno. Quedaba ahí. Yo odiaba pelear. Me llegué a preguntar si era homosexual (nuestra cultura hétero normativa presente) porque no me «salía» pelearme. La figura del HOMBRE luchador (figura patriarcal) fue y es formativa para los pibes.
– Yo debo pelearme. Yo debo triunfar. Si tengo que aplastar cabezas para llegar lo voy a hacer. Cocodrilo que se duerme es cartera. Sociedad de la hipercompetencia.
– Hay que bancar, al grupo se lo defiende (Scrum) y derribamos lo que se nos ponga adelante. Dejamos la vida o la dejan los OTROS.
– Quise ser futbolista. En las inferiores de los clubes había peleas internas, pero nunca saliamos en grupo a pelear. Quizá porque éramos de diferentes lugares, no se armaba tribu. Zonas alejadas. Periféricas. Nos unía el deseo de salvarnos de la pobreza con el fútbol. A los rugbiers los une ser de élite. Arman manada en ese sentido, se defienden a muerte (cómo se defiende el patrimonio, que es una de las llaves a la pertenencia). Los OTROS son rivales, pero ya no en el juego (sean del equipo que sean PERTENECEN al mismo nivel) sino en la vida.
– El que es pobre no mira al mundo desde arriba, con poder. No sabe lo que es eso, más bien lo sufre. El rico sabe lo que es el poder (puestos jerárquicos de sus padres, lugares de toma de decisiones, política, etc.) y lo ejerce cada vez que puede. Pelearse es una demostración de poder en muchos aspectos. Tirar animales desde un helicóptero a una piscina,.etc. Poder es impunidad. Hay homicidios, violaciones cometidos por chicos ricos (en patota) que quedan impunes por portación de poder.
– A los días del asesinato de Fernando, un pibe en un café de Pinamar agarra del cuello al mozo y lo tira al suelo mientras le dice: me vas a atender cuando yo quiero. El mundo es de ellos, el resto sirve para servirles y así cumplir sus deseos, sino correte o te mato. Me manchaste la camisa, te mato. No me servís el café ya, te líquido.
Mucha gente que se enoja porque se critica al deporte Rugby. Sería mejor gastar esa energía en revisar patrones de conducta. Preguntarse por qué se dan estos episodios con tanta frecuencia. ¿Qué estamos haciendo mal? No siempre las cosas mal las hacen los OTROS. Sociedad infantilizada.
– Se quiere adquirir todo el «goce» posible sin ninguna consecuencia. Las consecuencias no se tienen en cuenta en una sociedad apegada el consumo ostentoso.
– El llanto de esa madre y de ese padre no tiene fin.
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