Por Ture.
Diego Capusotto se toma muy en serio el humor. Nosotros, lo tomamos muy en serio a él; mientras Bombita Rodríguez, Violencia Rivas, James Bo, Micky Vainilla, Pomelo, Jesús de Laferrere, Pepeu Palala o El Negrico, estallan en las redes sociales a miles de reproducciones por minuto a partir de sus programas en tele. ¡¡¡RrrrrrrrrockanrolnnnnNNNNNNNNNNNNN!!!.
Lamás Médula: Creemos conocer toda tu obra y la señalamos así, tu obra. Para nosotros, la tuya es una obra que se desarrolla en el tiempo, con un sentido, una preocupación específica, un mensaje. Aún así, preparando este reportaje, dimos con material que no conocíamos, el del cantante que está de espaldas a cámara mientras una voz en off dice “Hay cantantes que parecen cantar con una papa en la boca” y, cuando gira, tiene la boca llena de tubérculos. ¿Cada vez jugás mejor con el significado y el significante de las palabras?
Diego Capusotto: Esa es la idea de lo humorístico: revolver el lenguaje y dinamitarlo para convertirlo en otra cosa. Representar una realidad diferente, paralela, jugar, convertirla en otra cosa. Y fijate que esto, que supuestamente se dice en serio, después toma dimensión real, ¿qué pasaría si realmente el tipo cantara con una papa en la boca? Dentro del ideario de la corrección ese tipo estaría loco, pero en el lenguaje del humor eso que está desfasado se naturaliza.
LM : ¿Cómo naturalizaba malas noticias en “Hasta cuando” Arnaldo Pérez Manija, el personaje que hacías en “Lucy en el cielo con Capusottos”, por Rock & Pop?
DC: Pedro Saborido llegó un día a la radio con la cabeza quemada luego de un viaje en taxi escuchando El Exprimidor de Ari Paluch. (N de la R: Saborido es el coguionista de Capusotto desde hace quince años). El Exprimidor le hace honor a su nombre porque te exprime el cerebro y te lo daña. Sugerí hacer un programa en el que esté todo mal, pero con esa exacerbación que permite el lenguaje humorístico en donde todo se naturaliza. Hay una realidad inventada, la que los medios amplifican, que es una construcción con un fin político. No es la palabra de un conductor radial iluminado o la de un ciudadano indignado; un ciudadano indignado hace mucho menos política que un medio de comunicación cuando habla de la “realidad”.
LM : Esa realidad de los medios, entonces, ¿es una ficción?
DC: Esa realidad es totalmente ficcional. Tiene un fin político, como el periodismo independiente. ¿Independiente con respecto a qué?, el único periodismo independiente que conozco es el partidario, Independiente de Avellaneda, lo demás responde a un fin en donde esa construcción estratégica hace que lo que pasa no se discuta sino que solo importe en términos de a quién beneficia lo que se dice o lo que se muestra.
LM: ¿Todo lo que los medios denominan “realidad” es ficción?
DC: Sí. A mí esa realidad me genera la misma expectativa que a un espectador de cine; un espectador que se sienta en su butaca a ver y a ser tomado por otro. Además, en el caso de la televisión, los diarios, la radio, se trata de un espectador que se sienta a que alguien le explique y a partir de ahí queda como rehén.
LM: ¿Qué opinás de las teorías de la comunicación que sostienen que los medios no informan sino que sirven para confirmar nuestras opiniones que, dicho sea de paso, están fuertemente influidas por esos mismos medios?
DC: Hay una necesidad de confirmarse a sí mismo, lo dudoso deja de serlo si alguien me lo confirma.
LM: ¿Sos un artista preocupado por elaborar el testimonio de una época?
DC: Sí y también me interesa la multiplicidad de lecturas que se pueden hacer de lo que hacemos. Soy sensible y curioso y también creo que estoy en edad de saber un poco más de qué se trata. Para mí, embarcarse en esa aventura de saber de qué se trata es salirse del plano de lo cotidiano y generar una mirada que pueda replicar en otros lugares. A veces, en lo que hacemos, el otro ve un testimonio de época. De alguna manera, es también lo que a mí me gustaría decir y hay algo de concordancia entre una mirada y la otra, una suerte de alianza…Y digo “alianza” con perdón de la palabra por el Corralito y la Progresía que confió en De la Rúa y Chacho Álvarez… Jódanse. Volviendo al tema, es importante para mí esto de testimoniar y tener siempre intensidad en eso, que a veces es una sentencia, a veces es un montón de dudas, a veces es un montón de necesidades, con todo lo que conlleva tener la necesidad de decir algo.
LM: Una disconformidad también…
DC: Desde ya…
LM: Muchos dejaron su testimonio de época, Chaplin, los Monty Python…
DC: Es que hay una mirada inquisitoria en lo que uno hace, una burla. El humor es un punto de fuga de lo que nos angustia, de la idea de la muerte, de la finitud. Y también, el humor es tomar posición.
LM: No todos los artistas toman posición.
DC: Eso está claro, pero nosotros queremos decir esto y ni siquiera pensamos en términos de quién lo dice y quién no. Porque lo que está dicho, está dicho por un montón de voces y algunos han sido más contundentes que nosotros. Este es el lugar que estamos y estas son nuestras necesidades, ni más ni menos. Todo es en función no solo de lo que pasa sino también de la mirada del otro. Esa cosa de ser testigo de la otredad.
LM: ¿Esa otredad te permite entrarle a temas como Hitler, Montoneros, Jesús… ¡las manos de Perón!?
DC: Hay una manera de entrar en esos temas y también hay que saber que hay maneras en la que muchos quedan afuera o no comprenden. La no comprensión, a veces, lo que te hace es odiar lo que estás viendo o negarlo. Supongo que en lo que nosotros hacemos debe pasar eso; pero, evidentemente, también es probable que no ofendamos porque cuando hablamos de las manos de Perón, por ejemplo, lo hacemos desde alguna empatía que algunos saben o intuyem. El asunto es desde qué lugar deconstruir una mirada sobre algo en lo que se tiene afinidad.
LM: En una entrevista hablaste del Peronismo Infinito ¿a qué te referías?
DC: A que estamos totalmente tomados por el Peronismo. Rep lo cuenta muy bien en sus 200 años de Peronismo.
LM: ¿Coincidís con la idea de que el peronismo surgió durante las invasiones inglesas de 1806 y 1807?… De ser así, ¿el peronismo es una manera de ver la política anterior, incluso, al nacimiento de Perón?
DC: Claro. Y otra cosa también, y esto es para los que militan en el realismo sucio, si no hubiese existido el peronismo en este país no pasaba nada (risas)… Para bien o para mal, no estoy diciendo que debas tener una simpatía por el movimiento ni mucho menos, el movimiento tiene contradicciones y es también una medicina que te va a hacer mal, ¡está llena de contraindicaciones! (risas)…Pero si hay algo en lo que se parecen, para mí, el Kirchnerismo y el Peronismo, es que el Kirchnerismo tiene algo para decir y, en ese algo para decir, puede estar lleno de contradicciones y vos te podés parar desde un lugar crítico aun apoyándolo. En cambio, el resto, la oposición, no tiene nada para decir ni para dar. Mientras el Kirchnerismo puede llegar a defraudarte, lo otro te defrauda de antemano. Lo otro es la clase media saliendo a festejar el golpe del 55.
LM: O la muerte de Néstor Kirchner.
DC: Sí. Festejan cuando lo que odian ya no se puede decir. Hay algo que no quieren que se diga y, por otro lado, hay una casta de intocables. Y convengamos que estamos hablando de un gobierno reformista, pero tampoco es que “por el sendero del Che viene Cristina”. Eso es para el ignorante que sale a cacerolear y cree que está haciendo la resistencia al peronismo del 55.
LM: Como dijo el presidente de la Sociedad Rural hace no mucho “jamás flameará en Argentina el sucio trapo rojo…”
DC: El que dijo eso está loco y no está loco al mismo tiempo. En la estrategia política tenés que alimentar al ignorante, que es el que se enoja y tiene, inclusive, movilidad callejera. Dicen “muchachos, se viene Nicaragua, Cuba”, y el ignorante dice “No, de ninguna manera, jamás van a tocar al campo o a las fuerzas armadas”.
LM: ¿Cómo ves a la clase media argentina como sujeto político y qué rol tiene actualmente para vos la clase trabajadora?
DC: La clase media en general es la clase media trabajadora. Aunque también en la clase media está la masa crítica, no es que en la clase media son todos gorilas. La clase media permite instalar debates pero a su vez está llena de muchachitos que tienen la ambición de subir muy rápidamente. De ahí la idea de los neoliberales de la “eficacia” y del “diálogo”. Es lo que hace Macri. Entonces la palabra diálogo significa dialogar con los poderes concentrados y la palabra eficacia es hacer negocios entre ellos.
LM: ¡Y aparece Violencia Rivas! (risas)
DC: Violencia Rivas nos ha tomado a nosotros. Violencia Rivas dice, finalmente, mucho más de lo que nosotros queríamos decir. Es una especie de terrorista que viene a hacer lo que nosotros no podemos. Está destinada a destruir las buenas formas y a romper lo que no se puede ni tocar. Cuando apareció, inmediatamente sentimos empatía por ese personaje y es un disfrute hacerlo. Es más, tenemos con Pedro una cosa como de amor hacia el personaje. Pedro escribe Violencia Rivas, los dos pensamos las situaciones y la última frase a cámara la digo yo, a modo de síntesis. En Violencia Rivas hay algo del ciudadano común que empatiza con ese personaje, pero además está el mundo femenino, la mirada nuestra sobre las propias complejidades en relación a la mujer, un ser desconocido a veces para nosotros, y Violencia Rivas es también una burla a nuestro propio género.
LM: También hay en vos una gran técnica actoral que te permite llevar adelante personajes tan exigentes como Pepeu Palala o Violencia Rivas…
DC: Hay algo del orden de la acción que te conecta con lo que finalmente va a ser placentero. Y hay también una imagen del otro, el hecho de pensar que cuando se tira toda esa energía de, por ejemplo, Pepeu Palala, esa energía va a ser gozada por otro. Es algo primario y sucede en un estudio de grabación frente a ese único público que tenés, los técnicos; como un juego de locos que se encierran a declamar. Después, eso va a tener una circulación que es impensada y no, porque sabés que estás en el marco de la convención de un programa de Televisión y que finalmente eso va a ser editado y se va a ver. Y hay algo en el orden de lo imaginario también, me refiero a imaginar lo que va a pasar en el otro con todo eso.
LM: Alguna vez dijiste que te interesaban los artistas que tuvieran “algo para decir y que se jueguen el pellejo en eso”…
DC: No me refería a jugarse el pellejo en el sentido de que un artista deba preferir ser despellejado si es necesario para defender su obra, eso sería entrar en la imbecilidad de la clandestinidad y esas cosas. El único que entra a la clandestinidad es el que está amenazado de muerte, y eso ya no sucede, ¿se entiende?
LM: Es una metáfora…
DC: Aclaro porque lo que uno dice genera enemigos también…
LM: ¿Tenés enemigos?
DC: Calculo que sí, por qué no. Enemigos por confusión (risas)… La base de la comunicación humana es el malentendido. En la ficcionalidad algunos entienden y otros no. Está el que adhiere a ideas nazis y cuando ve a Micky Vainilla lo ve suavizado porque le causa gracia. Muchos que piensan como Micky Vainilla no ven la ironía (risas). Algunos se desilusionan porque empiezan a ver que están siendo burlados a partir del programa. Y otros están siendo burlados y se hacen los pelotudos.
LM: Para Fontanarrosa era suficiente que se cagaran de risa con sus libros ¿Para vos es suficiente despertar nada más y nada menos que la risa?
DC: Desde el punto de vista de la intencionalidad no es suficiente. A nosotros nos pasa otra cosa, estamos señalando algo, hay algo que contestar. Tenemos rebeldía contra un discurso instalado, y en nosotros hay también algo de poner en duda algunas certezas y enunciados a los que les vemos la hilacha. Después, ojo, estamos llenos de sensaciones encontradas. Enfrentar la angustia con la risa es vital. Entiendo lo que decía Fontanarrosa porque tengo una potencia orgánica de disfrute cuando veo a alguien que se está riendo. A veces, la única inmortalidad posible es la carcajada.
LM: ¿Inmortalidad?
DC: Un poco sí. Ya que estoy angustiado y me voy a morir algo tengo que hacer. En la risa yo siento eso. Puedo entender la alegría de Fontanarrosa cuando alguien se reía con sus cuentos. Pero a nosotros no nos dispara solamente la angustia sino también la bronca.
LM: La parodia y la sátira ¿son mecanismos de sublevación?
DC: Sí, siempre nos estamos sublevando contra algo que está dicho y que es como una autoridad que nosotros vemos frágil. Hay algo de sublevarse contra la ley, contra la autoridad, contra el exprimidor. Una necesidad de ponerse en la vereda de enfrente. Utilizamos el humor para no utilizar la violencia.

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